THE CHRISTMAS GIFT

897 194 85
                                    


Con las manitas llenas de purpurina, KyungSoo decoraba con extrema concentración su tarjeta navideña. ¡Estaba tan emocionado! Porque el amor de su vida iba a pasar con él la noche del 24 de diciembre.

A sus 6 años, Soosie tenía una caligrafía envidiable por cualquier adulto y manejaba palabras tan rebuscadas a pesar de que algunas le fueran difíciles de pronunciar. Sus padres creían que era un pequeño genio al igual que sus maestros.

Aún recuerdan el berrinche que armó cuando lo quisieron transferir a un curso superior, y el excelente discurso de como eso afectaría su tan preciada infancia y su derecho a gozar de la compañía de niños de su edad.

"Porque mi pequeño ecosistema se verá afectado y podría entrar en depresión", sin dudas fue un soliloquio enternecedor adornado con lágrimas y moquitos. Omma Do quiso gravarlo, pero iba a restar la suma seriedad con la que su hijito se expresaba y desistió de ello.

Ciertamente, no hubo ni habrá alma en la tierra capaz de negarse a las tiernas súplicas de Kyung, quien con sus enormes ojos brillando como si estuviesen a punto de llorar y sus rellenitos labios abultándose en un adorable puchero, manteniendo las manitos juntas mientras pedía que tengan en cuenta sus sentimientos. Como era de esperarse, reconsideraron la idea y lo dejaron allí.

Claro que no le preocupaba ninguno de esos detalles, el solo quería mantenerse en ese curso el mayor tiempo posible, porque temía que si lo dejaba, no volvería hablar con él.

***

—Kyung, amor ¿quieres que te ayude? — preguntó su madre al subir a su cuarto ya que el pequeño estaba tardando en bajar. —la cena pronto estará lista y las visitas no tardan en venir.

El menor negó con seriedad, debía terminar solito el regalo, porque debía ser especial y si otro lo ayudaba ya no sería lo mismo. —Voy a bajar prontito omma, solo un ratito más.

La mujer soltó un suspiro ante los ruegos del niño. —Está bien, pero bajas cuando lleguen los invitados, ¿de acuerdo? — acotó.

Soo no podía estar más feliz, tomó el obsequio entre sus pequeñas manos y lo guardó en una caja, la cual había adornado con papel y purpurina, porque un envoltorio cualquiera era muy poco personal y su amor debía ver que le puso todo su empeño y dedicación en él.

Finalmente, un gran moño rojo coronó el presente. Ya estaba listo para ir a la sala.

El timbre de la puerta resonó hasta su cuarto y KyungSoo, emocionado, corrió a su encuentro.

—In, ¡feliz navidad! ¿No tuviste problemas en el camino?

Kim JongIn tenía en ese entonces 24 años, era maestro de primaria y Kyung estaba en su clase. Por casualidades de la vida, también era amigo cercano del señor y la señora Do.

—No tanto, aunque el vecindario cambió bastante, me alegra que su casa siga igual o no la hallaría. — respondió entre risas antes de notar al niño que se ocultaba detrás de la mujer, dejando al descubierto solo un par de ojos que lo observaban con atención. — ¡Oh! Ahí estas, feliz navidad Kyungie.

El de piel canela le sonrió con ternura y Kyung se sonrojó notablemente, terminando por esconderse detrás de su madre.

— Ay, mi Soosie es muy tímido. —expuso la señora al moverse para que su hijito este frente a ella. —Soosie,  saluda al señor Kim, no querrás que piense que no lo quieres ¿verdad?

—¡NO! — exclamó con marcada preocupación, porque para él, que su amado maestro eso sería lo peor del mundo.

—¿No? — el moreno preguntó entre risas hincándose para quedar a la altura del niño —Oh, pero Kyungie y yo nos llevamos muy bien de verdad.

El bajito frunció los labios asintiendo, gritando en sus adentros cuando JongIn acaricio su cabeza, despeinando sus cabellos. — ¿Nini se quedará a cenar? —preguntó en voz baja.

La señora estaba por regañar a su hijo por tutear a un mayor y más aún, su profesor, pero JongIn la detuvo haciendo un ademán restándole importancia, después de todo no estaban en la escuela y claro, le encantaba que el pequeño le tenga tal confianza. —Así es, pasemos un lindo momento todos juntos, ¿quieres?

Y así, Kyung adornó su rostro con una gran sonrisa asintiendo a las palabras del mayor antes de correr para ayudar a sus papás.

La familia recibió también a otros amigos pero Soo solo estaba enfocado en JongIn, solo a él le dedicaba sonrisas o le ofrecía jugos, bocadillos, lo que fuera. Tema que pasó desapercibido ya que era bien sabido que Kyung solo se comportaba de esa manera con contadas personas, era normal que tienda a ignorar a otras solo por no sentirse afín con ellas.

Aprovechando que todos estaban entretenidos con el karaoke, Soo tiró de la camisa de JongIn para llamar su atención y le pidió para que lo siguiera.

A pesar de que no creía una buena idea entrar al cuarto del pequeño hijo de sus amigos, se dejó guiar por Soo hasta allí, para sentarse luego en el borde de la cama.

—Nini ya no será mi maestro el año que viene. —comentó con tristeza y le extendió la cajita que había decorado con tanto empeño. —Pero yo quiero seguir viendo a Nini.

—¿Para mí? —preguntó. El bajito asintió y le entregó el obsequio.

Dentro había una esfera de nieve con un osito marrón y un pingüinito sentados en una banca abrazándose.

—A mí...—las mejillas de Soo estaban rojas como tomates y su voz salía un tanto temblorosa mientras jugaba con sus dedos solo por no poder tenerlos quietos. —...a mí me gusta mucho Nini...

JongIn no sabía que responder, ni como tomar la confesión del pequeño—Kyungie...

—Yo sé que soy pequeño aún, pero ya voy a cumplir 7 años. —exclamó con lágrimas en los ojos. —¿Nini no me puede esperar? Solo serán unos añitos más...—pidió con un tierno puchero, demasiado adorable como para no flaquear.

—Si no cambias de opinión... cuando seas grande.

Los ojos de KyungSoo se iluminaron ante la respuesta del mayor. ¡Estaba tan feliz! —No, no voy a cambiar... y Nini se va a casar conmigo cuando crezca. —exclamó con emoción.

JongIn se tomó la tarea de arropar a su "prometido", porque ya era hora de que los niños de su edad durmieran. Antes de separarse, Soo cumplió uno más de sus sueños y le robó un casto beso de los labios.

Esa noche dormiría feliz, porque iba a soñar con JongIn, su amado maestro de primaria, con quien se iba a casar apenas creciera. Y serían como el osito y el pingüinito de su regalo: juntos y enamorados para siempre.

 Y serían como el osito y el pingüinito de su regalo: juntos y enamorados para siempre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Muy Feliz Navidad!!!! 

esta historia va dedicada a Kiba666  Cata de mi vida, espero te guste el regalito♥ lo hice con mucho amor pensando en ti^^

espero hayan pasado una noche buena hermosa junto a sus seres queridos♥ sigan pasándola bien♥

bonita noche mis amores♥

THE CHRISTMAS GIFTWhere stories live. Discover now