Tú eres la chica del arenero...

T h e G i r l. » 001.

Hoy con los chicos iríamos a molestar a algunos vecinos, no me gustaba salir tanto a mí, pero acepté porque siempre me divertía con ellos, eran los mejores.

Me quité mi playera, mis pantalones y me metí a bañar, era verano, mucho calor.

Mordí mis labios luego de salir de bañarme, la brisa caliente volvía a mí nuevamente, santa mierda, ¿No hay un puto ventilador aquí? Me pregunté a mí mismo, dirigiéndome hacia mi habitación.

Me vestí con una polera y unos jeans, estaba apunto de ponerme unos shorts, ¿Dónde vieron a William Byers con Short?
No sé.

Busqué con la mirada mis zapatos, me agaché para ver abajo de mi cama, y sí, ahí estaban.

Jonathan se queja de que yo soy muy desordenado, y que voy a hacer cuando invite a una chica a cojer.

Por Dios, mi corazón solamente lo tiene una chica, no la veo desde hace unos diez malditos años.

Es ella, a la que le regalé mi camión porque estaba llorando a cántaros.

No le hago eso a cualquiera.

Juro que si la encuentro le hago unos cuantos hijos.

No me acuerdo su nombre, creo que era ¿Janis?¿Jena?¿Jane?... No me acuerdo bien.

Suspiré levemente ya poniéndome los zapatos, cuando terminé de arreglarme me senté en la cocina a esperar a mis amigos, ellos vendrían con el nuevo coche de Mike.

A mí mi mamá no me compra un coche ni porque fuese su sirviente personal.

Oí que tocaban el timbre, me acerqué y les abrí, los saludé, todo muy lindo, bárbaro, era hora de irnos.

Paramos en un lugar oscuro de la carretera, nos bajamos y abrimos la parte trasera del auto, ahí había cuatro bates, yo tomé uno, al igual que los demás.
Dustin agarró unos condones.

— ¿Vas con tu novia? — Pregunté burlón.

— No, con tu madre. — Fruncí el ceño.

— Antes te meto este bate en el culo. — Gruñí.

— Ya lo veremos. — Dijo Dustin con una sonrisa, digo, con sus perlas.

Todos nos adentramos al bosque, en el encontramos una cabaña, pero había un hilo, yo de lo preciso que soy me di cuenta y chillé.

— ¡Cuidado con el hilo carajo! — Dije susurrando algo alto.

De repente veo una chica por la ventana, quedé sumamente embobado, esos ojos, esa nariz y más esos labios rosados...

Mike también quedó helado.

— ¿Eleven? — Dijo Mike con los ojos llorosos.

¿Qué? Se conocían? Le dijo Eleven? Ella no es la que supuestamente "me salvó" del Upside Down cuando teníamos 13 años? Se me hace muy conocida, la forma del rostro... oh dios...

Jane...