Capítulo 2. ¿Oportunidad o error?

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—Me llamo Ikuto Tsukiyomi y soy alguien que busca una voz para su banda.

—Ah pues qué bien, me alegro por ti —lo alejé con los dos brazos y en seguida me puse de pie—, pero no estoy interesada, lo siento, tendrás que buscar a alguien más —objeté.

Tenía que irme antes de que un desconocido de cabellera azul me provocara falsas ilusiones, es decir, ¿qué clase de persona viene de la nada y te invita a formar parte de su banda?

—Espera, creo que deberías pensarlo, quizá después cambies de opinión —se paró frente a mí con esa sonrisa burlona que empezaba a ponerme de los nervios, más que su arrogante forma de ser–. Toma esta tarjeta —dijo colocándola en mis manos— . Si te decides finalmente formar parte de mi banda ven mañana a esta dirección, si no lo haces me daré por vencido.

—Está bien, lo voy a pensar, pero no prometo nada ¿eh? —lo miré directamente a los ojos, desafiándolo.

—Espero que no llegues tarde "niña" —dijo con una seguridad asombrosa y se marchó con paso firme.

—Joder... ¡Ya te dije que no me digas así! —grité a todo pulmón, frunciendo el ceño y alzando los puños.

¿Cómo carajos puede estar tan seguro de que iré? Ese chico definitivamente no sabe con quién se está metiendo. Oh no, a mí nadie me desafía. Si sigue con ese comportamiento muy pronto conocerá la furia de Amu Hinamori. 

Como no tenía nada más que hacer en la calle decidí ir a mi casa. ¡Maldición a estas horas mis padres ya llegaron! En fin, para lo mucho que me importa, de hecho, sólo quiero comer algo para satisfacer a mi estómago, y dado que me gasté todo el dinero en helados y dulces, ya no me alcanza para comprar comida decente. Así que lo mejor es ir a casa y buscar algo en el congelador.

Tan pronto como entré a mi hogar y comencé a quitarme los zapatos, mi madre empezó a gritar como una loca histérica. No sé por qué ya no me sorprende.

—¡¿Es cierto que te escapaste otra vez de la escuela?! —Refunfuñó levantando el entrecejo—. ¡¿Y que no entraste a la mayoría de las clases?! —golpeó su pie derecho contra el piso y puso los brazos a los costados esperando una respuesta.

—De hecho, no entré a ninguna clase, para la próxima asegúrate de que te den la información correcta —argumenté, pero me sentía libre de culpa -¿Algo más, madre? —pregunté antes de subir a mi habitación.

—¡Estás castigada! —su tono autoritario llegó hasta la casa de al lado. Pobres vecinos ya deben estar hartos.

—Eso ya lo sabía —me encogí de hombros y caminé hacia mi cuarto para encerrarme y pensar en la propuesta que me hizo el peliazul.

Mi respuesta resultaba más que obvia: sí me interesa, pero tampoco quería aparentar que fue fácil convencerme. Eso no hablaría bien de mi reputación como chica difícil. Así que llegaré muy tarde al lugar del encuentro, con eso mataré dos pájaros de un tiro, lo hago esperar y aparte notará que no estoy muy interesada en su propuesta, aunque en el fondo lo esté, ya que lo único que quiero es salir de esta monótona y aburrida vida.

>>Narración de Ikuto

—¿Cómo te fue? ¿La convenciste? —remarcó Jake una vez que me vio llegar a la casa.

—Dijo que lo pensaría. Aunque si te soy sincero creo que sí aceptará —respondí después de abrir la nevera para coger una pizza fría. Tenía mucha hambre.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

—Tú confía en mí, viejo. Además siempre tengo un plan B por si el primero no sale como espero —me senté en el sillón más cercano —La chica resultó ser un poquito más difícil de convencer, muy diferente a las otras que aceptaron inmediatamente. Pero al final creo que le resultará demasiado tentador, pues sus padres ya saben que se escapó del colegio por tercera vez consecutiva en la semana y tendrá que meditar entre estar encerrada en su habitación o probar con una nueva opción de vida, la cual consiste en unirse a una banda de rock.

Jake sonrió satisfecho, y no es para menos, siempre tengo una solución a cualquier inconveniente que se nos presenta. Sé que Amu Hinamori vendrá mañana al encuentro y también sé que llegará tarde.

>>Narración de Amu

Al día siguiente el chófer de la casa se cercioró cautelosamente de que yo entrara al instituto. No apartó sus ojos de mí hasta que me vio completamente dentro del sitio. Lo bueno es que no sabe que me escapo por la barda de atrás de la escuela.

Soy cruel, supongo. Pobre de él... ¿quién lo manda a trabajar para mis autoritarios padres?

Caminé directo hacia el lugar por donde me escapo, sin embargo, todavía faltaban dos horas para el encuentro con el peliazul, y como tengo pensado dejarlo esperando unas dos horas, haciendo cuentas en total serían 4 horas de ocio. ¿Qué rayos haré en todo ese tiempo? ¿Entrar a clases? ¡Ja! Ni que fuera una nerd.

—Disculpe señorita Hinamori —escuché a mis espaldas—. E-estos son los apuntes de la mayoría de las clases –una pequeña niña de cabellos rizados y rubios se inclinó ante mí extendiendo libremente sus brazos para después darme unas cuantas libretas, (joder son muchas). Una vez que se aseguró de que las tuviera en mi poder, salió corriendo como alma que lleva el diablo.

—¿Pero qué carajos...? ¿Qué demonios es esto? —Hojee un poco los seis tomos que me había dado -¿Principio de Arquímedes? ¿Derivadas e integrales? ¿Lengua hispanoamericana? Y miles de cosas que no sé de qué van. Pfff.

¿Los tiro o no los tiro? Pensándolo bien, los leeré un rato para entretenerme, algo bueno debe tener todo esto, o eso creo. Además se tomó la molestia de traérmelos. ¡Qué raro! Y yo que siempre pensé que le daba miedo. Quise leerlo todo pero me quedé dormida a la mitad, ya lo dije antes y lo reafirmo ahora: los estudios no son para mí.

Observé mi reloj y ya habían pasado las horas que yo misma establecí para el encuentro, es decir, la hora que me dijo Ikuto más 2 horas agregadas por mí. Prefería mil veces vivir una loca aventura al lado de una banda de rock que recién empezaba a formarse, a llegar a mi casa y encerrarme bajo la custodia de cuatro enormes paredes de color gris, aunado todo eso a los gritos exasperantes de mis padres.

Cuando llegué al lugar él no estaba ahí. Lo primero que se me vino a la mente fue que posiblemente me había engañado. Sin embargo, algo dentro de mí me decía que no podía darme por vencida con esa idea. Entonces decidí esperar un momento, tal vez unos 5 minutos.

¡JODER! El muy idiota llegó una hora después. ¿Cómo pude ser tan paciente?

—Sabía que vendrías "niña" —se mofó, esta vez vestía de una manera diferente a la anterior. Un traje de color negro bastante elegante para mi gusto.

Ahora sí lo golpeo. Corrí hacia él y casi le doy en el rostro cuando él detuvo mi puño con su mano y me jaló hacia sí mismo para abrazarme y susurrarme con suavidad al oído: "Es momento de irnos".

Me separé de él bruscamente y antes de darle con el otro puño que tenía libre, me quedé impactada al observar su increíble moto. Nunca había visto una tan de cerca. ¿Y si se la robo? Esperen... no sé manejarla.

—Subamos —dijo con la mirada fría y expectante.

—¿A dónde iremos? —pregunté con un dejo de desconfianza. Además, no tenía intenciones de obedecer a todo lo que me dijera.

—Al país de las maravillas —respondió y capté al instante su ironía, por lo que después de un largo silencio y de una mirada asesina de mi parte se limitó a decir—: A que conozcas a los demás integrantes de la banda, ¿acaso no es obvio?

Dudé por última vez, pero en eso vi que la camioneta de papá estaba rondando por la zona, si no huía ahora, todo iba a ser un desastre en casa. Cogí el casco que me ofrecía y me subí tras de él. Joder... por error acaricié su abdomen.

—Ya sé que tienes muchas ganas de tocarme, pero para eso hay momentos y lugares —su voz sonaba lo suficientemente seductora como para que mi cara adoptara un color rojizo. No de vergüenza, sino más bien de coraje.

—¡Cállate! ¡Cuando lleguemos te haré pedacitos! —grité amenazante.

Era increíble la facilidad con la que me hacía enfadar.

[Fanfic Amuto] La historia de una chica rebeldeWhere stories live. Discover now