Capítulo 8. La noticia

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—Ikuto —me llamó recargando su cabeza en mi espalda.

—Mmm —respondí a su llamado.

—Gracias, realmente no quería ir a ese internado. Te debo una —sus palabras me sorprendieron a tal grado de que casi pierdo el control que tenía sobre la moto.

No digas eso, no lo digas así. Repetí en mi mente una y otra vez. No quiero arrepentirme de lo que te voy a hacer, por eso no quiero que me agradezcas. Mejor ódiame, ódiame con todas tus fuerzas.

>>Narrador omnisciente

—¿Saben si la señorita Amu ya salió de su siesta? Es la hora de comer —preguntó una de las musas que habían sido enviadas para cuidar de la señorita Hinamori. Era alta y delgada, con un cabello largo y lacio de color negro. Estaba vestida con una camisa blanca con corbata verde y una falda negra que le llegaba por encima de las rodillas. Usaba zapatillas.

—No, y se me hace muy extraño, pues ya lleva mucho tiempo ahí dormida. Voy a despertarla, por su bien tiene que alimentarse —objetó un guardia poniéndose de pie para ir a llamar a la habitación de la joven que aparentemente estaba dormida.

Después de haber tocado a la puerta tres veces y de no recibir respuesta, el guardia decidió abrir sólo para percatarse de que la joven no estaba.

—Parece que el tipo que nos encontramos en el aeropuerto nos engañó, pues nunca entró al baño —dijo el otro guardia luego de haberse asegurado de que no había nadie en el sanitario.

—¡Cabezas huecas! ¡¿Cómo pudieron confiar en un desconocido?! Además, nadie puede ir al baño cuando el avión está a punto de despegar. ¿Por qué no lo pensaron antes? Cuando lleguemos a Londres, asegúrense de estar preparados para perder sus empleos —espetó la musa llena de coraje y angustia.

—Atención pasajeros, les rogamos que regresen a sus asientos y que se abrochen los cinturones de seguridad. Ante todo, rogamos que conserven la calma.

La azafata que estaba dando las indicaciones no quiso decir que el avión se estaba saliendo de control a causa de unas fallas técnicas para que los pasajeros no se alarmaran. Lamentablemente, aquellas palabras resultaron ser las últimas que diría en toda su vida.

El trágico accidente aéreo salió en las noticias.

>>Narración de Amu

—¿Y ahora qué piensas hacer con la directora? ¿Te vengarás? –preguntó Ikuto una vez que entramos a su casa.

—Más que vengarme, quiero desenmascarar a esa corrupta y falsa bruja delante de todos los ilusos alumnos que hay en ese instituto —dije antes de correr para sentarme en el sillón, me sentía mareada. ¿Por qué rayos Ikuto no puede manejar la moto con un poco más de calma?

—Ya veo, me parece bien —su respuesta parecía ser desinteresada, como si le tuvieran sin cuidado mis intenciones.

Bueno, eso no me importa, con su ayuda o sin ella, yo voy a mandar a la cárcel a la bruja. Nada es más importante que eso, después de lograrlo, ya podré volver a casa para recalcarles a mis padres que se los había dicho y que no me habían hecho el menor caso.

—Si quieres comer algo, ahí está la nevera. Mientras tanto iré a darme una ducha —pronunció el peliazul metiéndose a un cuarto que se hallaba al final de la habitación principal.

A estas alturas, Ikuto se está convirtiendo en la persona en la que más confío, me ha demostrado una y otra vez que está de mi lado y que soy importante para su banda... después de todo, él preparó un plan para salvarme de mi destino en Inglaterra, me nombró vocalista, me enseñó a tocar la guitarra, consiguió meter a Rebel Rock en un concurso y se está asegurando de que cumpla mi sueño como cantante. Si no le hubiese conocido, ahorita estaría lejos de mi casa internada en un horrible lugar como si fuese una delincuente y sin la más mínima posibilidad de cumplir mi más grande deseo.

[Fanfic Amuto] La historia de una chica rebeldeWhere stories live. Discover now