Capítulo 6: Preguntas sin respuesta

182 34 8
                                    

El rubio se había sumergido en un silencio frustrante. Había sido una completa idiota al preguntarle aquello.

- Quería ser amable. -Dijo de un momento a otro.

- ¿Amable? -Pregunté ingenua.

- Sí. Me quedé contigo porque... -Vaciló.- Era peligroso que estuvieras aquí sola. Sobre todo a ese tipo de horas. No es muy apropiado para una señorita... ¿No te parece?

El modo en que trataba de darme una justificación, no era del todo sincera, al menos eso podía notar. Los extraños no se acercan a otros sólo porque están solos por la noche, al contrario, más se alejan. No existe esa clase de confianza repentina. Y sí, yo estaba hablando con él, pero no significaba que le tenía confianza. Más bien era...

Curiosidad.

- Creo que te debe sorprender, también, el hecho de que recuerde tu nombre, ¿me equivoco?

- No, no te equivocas.

- Bueno, la respuesta es bastante sencilla. -Sonrió por primera vez, mostrando sus dientes, irónico.- Digamos que yo sí tengo una muy buena memoria.

- ¿Disculpa?

- Sí, te disculpo por no recordarme, linda. -Volvió a esbozar su sonrisa irónica.

- Yo no suelo recordar el nombre de extraños. No creía que te volvería a ver.

- Pero querías...

Este chico podía llegar a exasperarme más rápido de lo que alguna vez pude haberlo hecho.

- ¡Yo no dije eso! -Me quejé.

- Pero no dijiste que no era cierto. -Sonrió irónicamente. Idiota.

- De verdad que eres un verdadero fastidio, rubio.

Me di media vuelta y comencé a caminar. Supe que no me dejaría tranquila cuando lo sentí caminar a mi lado. Lo corroboré cuando lo vi. Vaya que este sería un día largo.

- ¿Por qué te empeñas tanto? -Le pregunté mientras continuaba mi camino.

- Ni siquiera me estoy esforzando.

Me quedé callada. No sabía ni cómo, mucho menos el porqué, este chico había entrado a mi vida. Ciertamente no necesitaba conocer a alguien ahora. No en estos momentos. La muerte de Derian me había destrozado tanto que no tenía los ánimos de conocer nuevas personas. Quiero aferrarme a las que ya conozco.

Quiero aferrarme a él.

- ¿Puedo preguntarte algo?

- Ya lo hiciste, linda.- Autocontrol, autocontrol. No lo golpees, no todavía.

Lo miré. - Bien, bien. ¿Qué sucede? -Respondió.

Mi cabeza era similar a una sopa de letras. Todo se encontraba revuelto. Trataba de encontrar las palabras para que el sujeto que se encontraba a mi lado, me respondiera.

- ¿Por qué haces esto? Quiero decir... No me conoces, ni yo a tí; en cambio, actúas como si lo hicieras. Como si yo estuviera omitiendo algo que tú, claramente, sabes. Quiero saber porqué me tratas así, porqué hablas así... Sobre todo, ¿Por qué te empeñas en seguirme?

Él no me miró. Tomó un respiro y habló.

- Entiendo que te sea confuso e inclusive extraño que, de repente, alguien se acerque a tí de la nada. Lo entiendo, de verdad lo hago. Pero, ¿sabes algo, linda? Hay cosas que no te puedo decir, al menos no por ahora -Su mirada ya no veía al frente, si no al suelo.- Tienes razón en que hay algo que no sabes. Sé que no nos habíamos visto antes pero, de alguna manera te conozco, aunque no haya hablado contigo antes. Sin embargo ese dato, es uno de los que aún no puedo revelarte. No puedo, lo siento.

Se detuvo al mismo tiempo que me agarraba por el brazo.

- Ahora, hay algo que tengo que pedirte, Alice. -Esto era tan extraño.

- ¿Qué cosa? -Inquirí.

- Déjame estar contigo. Déjame cuidarte, protegerte, verte, hablarte -Me miró suplicante.- Pero, sobre todo...

Déjame hacerte sonreír de nuevo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 19, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Smiling AgainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora