Único.

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Tsunayoshi era malo en muchas cosas... Demasiadas, la verdad era exagerada la manera en que solía fracasar en todo lo que hacía, eso no le quitaba lo divertido a observarle es claro, sin embargo el chico daba lástima.

Mucha, mucha lástima.

Incluso sobrepasaba la ya conocida pena ajena, así de insólitos eran sus actos... Pero no es de eso de lo que hablaremos hoy, quizá otro día, mas no hoy.

Fuera de todo lo que hacía tremendamente mal, existían pocas cosas que se le daban excelentemente, contadas ocasiones donde el mundo conspiraba totalmente a su favor y la vida le iba de la mano con la felicidad...

Un ejemplo de ello fue cuando le conoció, Tsunayoshi siempre fue de tener pocos amigos, más de la mitad vivía fuera del país, sin embargo la relación que mantuvo con Bermuda...

Sí, realmente la vida le dio una oportunidad de ser feliz cuando los negros ojos del alemán y sus castaños orbes se encontraron en medio de la plaza comercial aquel viernes por la tarde.

Tsuna había asistido a aquel lugar abarrotado de gente en contra de su voluntad, siendo arrastrado por ni más ni menos que su mejor amigo, Enma, quien por cierto le había dejado totalmente a solas incluso sabiendo que poco podía recordar del camino a casa.

Oh, ese pelirrojo se las pagaría~.

Por lo menos lo hubiera hecho si las cosas no hubieran acabado bien, puesto que cuando el muchacho recordó que no iba solo y volvió por Sawada, este parecía entretenido conversando animadamente con un extraño sujeto uno o dos años mayor que ellos.

Y esa no fue ni siquiera la única ocasión en que les vio juntos, cabe decir que le inquietaba un poco aquel joven, pero tiempo después los tres empezaron a llevarse bien y, cada que podían, solían salir a dar paseos, al cine e incluso a cenar.

Sí, Enma era un aguantavelas total.

El nombre de aquel muchacho era Bermuda, su padre era japonés y su madre alemana, increíblemente se parecía más a ella que a su progenitor masculino, fuera de eso también se enteraron que en realidad, el chico tenía su misma edad e iba a su misma escuela, sólo que a una clase diferente.

Y es así como inicia esta historia~.

Estaban Enma y el castaño discutiendo algunas cosas durante el primer descanso, Bermuda aún no había salido a buscarles, pero ambos sabían que se debía más al hecho de ser el delegado del salón que otra cosa.

Mientras Tsuna recalcaba por millonésima vez lo mucho que le disgustaban los escándalos, Kozato pareció distraerse con algo fuera del salón y miraba fijamente un punto desconocido fuera de la ventana, donde la mayoría de los de tercero pasaba el rato en su hora libre.

—¿Enma-kun?

—¿Sí...?

—¿Qué es lo que estás mirando tan intensamente? —indagó curioso y también miró de reojo a los senpais— ¿Finalmente encontraste algo que te guste además de amargarme?

El pelirrojo enrojeció y negó con fingida diversión, estaba nervioso y evitaba los ojos de su mejor amigo.

—¿Qué dices? ¡Sólo me preguntaba si Adel habría venido hoy a clases! —rió forzadamente— Nada es más divertido que amargarte, Tsuna-kun.

—Hmmm...

Tsuna no acababa de caer en su excusa, inspeccionó con ojo crítico a las personas en el patio y sus orbes se vieron atraídos directamente por la silueta de Bermuda, quien parecía estar discutiendo algo con un profesor, a pocos pasos de él (Tsuna notaría más tarde) había un chico acariciando un gato y mirando directamente hacia ellos.

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