En ese pequeño cigarro se fumó sus penas, sus sueños, su dolor, sus pensamientos y su alma destrozada.
El humo salía y salía, como si el dolor también lo hiciese, pero ese momento es uno en el que no piensas en nada, así que, te hace "olvidar" del sufrimiento por unos segundos.
El humo le nublaba la vista como si no pudiese ver nada ni sentirlo.
Cuando todo acabó y el humo se esfumó, volvió a chocarse con la mierda de siempre. Volvió a mirar a la cuchilla, volvió a mirar a aquella soga.
-Soy una cobarde.-Se dijo.-
-¿Por qué?.
-¿Por qué? Porque tengo tantas cosas en mente, porque quiero arrancarme esta cara de ogro que tengo, rajarme de arriba abajo y morirme de una vez por todas. ¿Por qué? PORQUE NO SOY CAPAZ DE HACER TODO LO QUE MI MENTE ME PIDE, porque no soy capaz de tirarme de la montaña, no soy capaz de rajarme las venas, no soy capaz de colgarme y ¿Por qué? ¿Por qué? Siempre creo en un rayito de luz que nunca llega ni llegará y porque tengo miedo, sí, mucho miedo.
Muérete le dijeron, lo peor es que no se lo dijo cualquiera, sino ella misma.
Muérete, pensó.