Ya aclaro, querido lector, que esto no es una historia, esto no es ficción, esto fue mi vida, esto no es un relato sino una confesión de lo que pasó en 1996. Mi nombre es Alan Ferrer. Yo era profesor en la Universidad de Harvard. Pero... empecemos desde el principio. En 1994 yo vivía en la Argentina y luego de haber terminado mí doctorado en Letras fui convocado por mi rector y amigo, el profesor Livingston, ya que tenía buenas noticias para mí.
-Querido muchacho, felicidades-me dijo muy entusiasmado-
-¿Por qué?- pregunté yo sobresaltado por la alegría de Livingston-
-He hablado con mis colegas de Harvard y se quedaron sorprendidos por tu tesis.
Mi tesis consistía en demostrar que había personajes literarios que podían haber existido en la vida real, mediante varias teorías de sus autores y la increíble descripción que hacían de sus acciones y localidades donde las desarrollaban.
-En serio- dije yo sin creerlo- ¿se sorprendieron?
-¡Sí! lo hicieron y quieren conocerte. ¡Te vas a Estados Unidos la semana que viene!
No lo podía creer. Yo, en Estados Unidos y además maravillé a profesores de Harvard. Después de agradecerle al rector me fui corriendo para mi casa, donde estaban mis padres de visita. Yo vivía en un departamento en Belgrano. Cuando entré con cara de malas noticias (solía gastarle ese tipo de bromas todo el tiempo en especial en mi época de estudiante) les dije:
-Tengo malas noticias- en tono triste casi lloroso-
-¿Qué pasa hijo?- preguntó mi mamá-¿Por qué esa cara?
-No los voy a ver más- dije.
-¡Cómo que no nos vas a ver más!- saltó mi papá desde el sillón-
-Me voy a los Estados Unidos- dije con emoción y con una pequeña risa-
Después de explicarles la situación y cómo había sido todo se alegraron y emocionaron. Mi madre de lo feliz que estaba ya llamaba con su libreta a toda la familia, y en menos de dos horas todo el mundo sabía que me iba.
Luego de una semana y varios días de preparación partía; estaba muy emocionado ya que nunca había ido a ese país, aunque manejaba bien el idioma. Luego de diez horas de avión, más un vuelo interno estaba ya en Cambridge, Massachusetts. La Universidad era excepcional, casi a tal punto que te sentías dentro de una película americana, su campus consistía en varios edificios enormes para todas las carreras con un hermoso parque en el medio y la entrada principal como un antiguo panteón griego.
Me recibió en la entrada una joven secretaria se llamaba, Marie Ross, tenía mi misma edad, treinta años. Era pelirroja, con grandes ojos café, pecas y una hermosa sonrisa. Apenas la vi me enamoré.
-Buenos días, profesor Ferrer- me dijo amablemente.
-Buenos días ¿tu nombre...?- pregunté.
-Soy Marie Ross, soy la secretaria del profesor Ross, mi padre-me dijo.
-Ahhh. Encantado- le saludé con un apretón de manos- Igualmente. Vamos que le presento a mi padre y al resto de los profesores.
La seguí por todo ese largo y oscuro pasillo, que parecía copiado de las películas de terror. Doblamos a la izquierda y llegamos a un despacho enorme donde una puerta cerrada anunciaba: Decano en Letras, profesor Dr. John Ross.
Nos recibió un hombre mayor, rondando unos 75 años aproximadamente, vestía muy elegante con un traje fino y en su muñeca un enorme reloj bastante viejo, después me enteré de que era una reliquia familiar.
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La confesión por Federico Liserre
Mystery / ThrillerYa aclaro, querido lector, que esto no es una historia, esto no es ficción, esto fue mi vida, esto no es un relato sino una confesión de lo que pasó en 1996 en la Universidad mas prestigiosa de Estados Unidos.