Raksasa

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Raksasa es un monstruo creado por un niño de Malasia llamado Nihad Daam. Nuestro monstruo vive en la parte del bosque más oscura. La parte en que siempre es de noche. Y es muy viejo. Sólo come cuando le descubren, pero lo malo es que lo único que le quita el hambre la carne humana. Noa, durante unos campamentos escolares, descubre sin querer a Raksasa, provocando así la muerte de sus compañeros y la suya propia. Vamos a contar su historia:

Noa estaba sentada con toda su clase en el banco de fuera de la casa. Habían ido de convivencias a una vieja casa en medio del campo y, debido a su mal comportamiento durante el juego de noche, fueron castigados sin moverse ni hablar durante una hora, sentados y soportando el frío de la noche. Tanto Noa como sus amigas estaban hartas de estar ahí sin hacer nada, así que empezaron a hacerse caras entre ellas, asegurándose siempre de que los profesores no las veían. Estuvieron así unos diez minutos, pero pronto se cansaron y empezarona adormecerse. Algunos profesores estaban ''descansando la vista'' y roncaban ligeramente. Otros se retiraron sigilosamente a dormir y, la mayoría de los chicos estaban ocupados quitándoles patas a las hormigas o susurrándose tonterías al oído. De repente, Tatiana dio un codazo a Noa y señaló a un chico con la cabaza agachada. Se acercó a su oído y dijo:

-Creo que nos están criticando. Le ha dicho algo a Hugo mirándonos y los dos han sonreído. Voy a ver si les leo los labios.

Pasó un rato sin que pasara nada, pero luego, los dos chicos volvieron a cuchichearse y esta vez, Tatiana estaba alerta.

-¡Nos han llamado frikis!-dijo a Noa en voz baja. Ésta los miró fríamente y le dijo a Tatiana:

-Nosotras seremos friquis, pero ellos son gamberros con zapatos de marca blanca-luego sonrió maliciosamente y añadió-. ¿Qué dirían sus mamaítas si los vieran comportarse así? Les echarían una bronquita que los haría llorar, ¿no crees?

Tatiana se puso la manga frente a la boca para que los profesores no vieran que reía, pero los dos chicos pudieron contemplar como se burlaban de ellos. Dieron la espalda a las chicas muy ofendidos en su amor propio. Se creían muy guapos y populares, pero los demás estaban hasta la coronilla de sus chistes malos y sus ganas de criticar.

-Marujos-murmuró Tatiana. Al cabo de poco, todos estaban medio dormidos menos Noa, y se aburría mucho. Hasta su mejor amiga Tatiana estaba apoyada en las manos para no caerse al suelo. Para distraerse un poquito, Noa se giró y miró al bosque. Una pequeña franja estaba iluminada por la luz de la casa, pero el resto estaba completamente oscuro y silencioso. Un pensamiento pasó por la cabeza de la chica como un rayo, pero lo apartó de su mente. Un rato despues, cuando nadie le hacía el menor caso y los profesores habían desaparecido como por encanto, la idea no le pareció tan descabellada. Se levantaría sigilosamente y se iría por el bosque a distraerse. Así lo hizo y nadie pareció darse cuenta. Sin hacer ningún ruido, caminó hasta llegar al tronco tumbado donde solía sentarse con su grupito de amigas. Desde allí podía contemplar la casa. Noa pensó en volver, porque no quería alejarse más, pero un ruido en un matorral distrajo su atención. Se acercó a él lentamente y apartó las hojas de golpe, pero ya no vio nada. La idea de volver reapareció en su cerebro, pero Noa no tenía nada de sueño y siempre había querido ser exploradora. Su vena infantil salió a la luz y se dispuso a buscar el origen del ruido en el bosque. Andó por allá mucho tiempo, pasando por el Puente Tibetano, las rocas donde había practicado escalada, los árboles donde estaban colgadas las pistas de la Carrera de Orientación... Pero de noche, todo era distinto. Más mágico y más impresionante. Noa caminó y caminó hasta que se sintió cansada y se sentó en el suelo. Volviendo a la realidad, se sobresaltó. No veía la casa y no oía ningún ruido.

-Oh no, me estoy acordando de la historia que han contado mis amigos sobre la mujer que murió aquí-pensó, recordando la historia de Violet Hill. Era una historia absurda, en la que una mujer sin piernas, recorría las habitaciones, el bosque y los alrededores para cortar la cabeza a los chicos; algunos añadían que Violet iba en una vieja silla de ruedas. Era una historia poco terrorífica, pero solo, por la noche y perdido, podía resultar aterradora. Noa quiso voler con Tatiana y las demás, pero no encontraba el camino. Al cabo de una hora, comenzó a asustarse de verdad y se sentó un momento a llorar. Súbitamente, oyó un ruido en la copa de un árbol cercano. Noa se calló y aguantó la respiración. Otra vez volvió a oír un ruido. Una piña de pino cayó frente a ella. Entonces, oyó una corta y primitiva risa y retrocedió, asustada. ¿Qué había allí arriba?

MonstruarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora