Estas últimas semanas, tuve el desagrado de descubrir...lo deprimida que puede estar una persona. Tenía la esperanza de levantarme y tener ganas de...algo, pero no era así, cada día me sentía peor. Podía ver como todo mi mundo se derrumbaba lenta y dolorosamente. Tuve una pequeña discusión con ChaeYoung, que al parecer no era tan pequeña ya que hace días que no me dirige la palabra. Estaba tan sola en mi apartamento...¡¡me sentía tan vacía!!
En el trabajo...no me iba mal, pero tampoco me iba bien. El jefe...era el típico viejo pervertido, que no perdía la oportunidad de intentar toquetearme. Mi vieja yo lo hubiera golpeado hasta dejarlo desfigurado, mi nueva yo...apenas tenía energía para levantar la mano. Así que para no ser vilmente abusada por él, me mantenía lo más lejos que podía.
El reloj daba las 8 de la noche, era hora de ir a casa. Me despedí en un susurro de los que me rodeaban y salí del edificio. El viento me golpeó fuertemente, haciendo que me estremeciera por completo. Empecé a caminar, sintiendo las gotas rozando mi rostro suavemente.
-Lo siento- Eescuché una voz.
Joder, con el humor que me gastaba, se tomaban la molestia de empujarme. Levanté la mirada para saber a quién tenía que asesinar.
-¡Lisa!- Dijo contenta- ¿Cómo estás?
Cerré los ojos por unos segundos.
-Bien...- Musité desganada- ¡Y tú?
-Bien bien- Asintió sonriendo- Veníamos a comer algo, ¿no quieres unirte?
"¿Veníamos?" La presencia de Nayeon no me molestaba, pero si la de sus familiares. Vi como la puerta de un auto negro que estaba cerca de nosotras, se abría lentamente.
-Oh...no, no- Dije sintiendo la ansiedad envolverme- Debo irme.
-¿Estás segura?- Dijo haciendo un puchero- Hace mucho que no conversamos.
Sus tacones tocaron el piso. Esas piernas...eran inconfundibles. Mierda, no quiero verla. Si corro en este momento sería...¿demasiado obvio?
-Sí, sí- Dije retrocediendo.
Ya era tarde. Su fría mirada, chocó con la mía. Me congelé por unos segundos. Detrás de ella, salió un hombre, muy apuesto. Se paró a su lado, y entrelazó su mano. Bajé inmediatamente la vista.
-Debo...irme- Dije en un hilo de voz.
No escuché nada más. Seguí caminando. Si ya tenía el alma partida...¿por qué me sentía un poco más rota? Las lágrimas empezaron a caer, camuflándose con la lluvia que cada segundo era más fuerte. Mis piernas cada vez se movían con más lentitud. Vamos...falta poco, muy poco. Entré al edificio. Me limpié las lágrimas rápidamente. No había ni un atisbo de luz. Divisé al portero con una vela en la mano.
¿Qué...pasó?- Pregunté perdida.
-Hubo daños en la torre de luz- Protestó- Tome.
Estirósu mano, tenía un par de velas.
-Gracias...- Dije en un suspiro.
Encendí una, y empecé a arrastrarme...bueno, a subir las escaleras. Por suerte vivía en el piso 3, porque si fuera más arriba, ni lo estaría intentando. Sentía que el cuerpo me pesaba, demasiado. Recordé la imagen de hace unos momentos, y la lágrimas se agaloparon nuevamente en mi tristes ojos. Abrí la puerta con dificultad. Derramé un poco de cera en el mesón, y dejé la vela, ya firme, para iluminar el lugar.
Estaba considerablemente mojada, pero no sentía frío, ya no sentía nada. Saqué uno de mis muchos licores del estante. Ni siquiera tenía comida, sólo tenía alcohol últimamente. Lo serví en un vaso, y me lo tomé de golpe. Repetí esta acción...bastantes veces.
Hace alrededor de una semana que no veía a Jennie. Para ser más precisos, 10 días. Las vacaciones habían empezado. Ese día sentí una mezcla de emociones. En parte era un alivio, no tener que lidiar con su frialdad, con su indiferencia. Pero...aun así, me sentía un poco menos vacía al poder observarla.
Mi pecho dolía cada vez más. Ya no quería respirar, para ahorrarme el dolor que esto me causaba. Ahora...estaba sola. No tenía a quién decirle cómo me sentía. Al llegar a mi apartamento...no tenía a nadie, a nadie que rompa este silencio desgarrador. A nadie para contarle cómo estuvo mi día. A nadie a quién desearle buenas noches. Pero fuera de mi apartamento....tampoco tenía a nadie.
Me dejé caer en el sofá. Ya pasó una hora...y no habían señales de que la luz vuelva. ¿¡Qué mierda hacían!? ¿¡Acaso estaba reconstruyendo la torre!? Suspiré irritada. El alcohol empezaba a hacer efecto en mi cuerpo. Y tenía la esperanza...de que este pensamiento...se fuera, pero no lo pensaba hacer.
Para ser sinceros, lo vengo planeando desde hace mucho, pero no encontraba el momento indicado, y creo que ya llegó. Hacerlo en la casa deChaeng...hubiera sido realmente cruel, y...devastador. Pero este apartamento...era mío. No tenía a nadie viviendo conmigo. Era el momento perfecto.
Me puse de pie. Encendí otra de las velas. Entré a mi habitación y tome un cuaderno, y un bolígrafo. La escena era bastante macabra. Todo el ambiente...estaba acorde a mi plan. Todo era ideal. Llegó...el momento llegó.
Volví a la sala y empecé a escribir. Las lágrimas volvieron, esta vez más agresivas. No eran por miedo...simplemente los recuerdos me causaban cierta nostalgia. Tenía buenos recuerdos, con cada una de las personas especiales que habían cruzado por mi vida, eso me consolaba de cierta manera. Empecé a doblar las hojas. Mis manos tenían cierto temblor.
No había luz aún. Tenía tiempo. Tomé lo que quedaba de licor en el vaso. Me llevé la vela del mesón, le quedaba muy poco. La planté en el tocador del baño. Bien...ahora...¿lo haría de la forma tradicional? O simplemente acá parada...o podía sentarme en el retrete de todas formas...
Las puntas de mi cabello aún estaban mojadas. Me senté en la bañera...sí, había decidido hacerlo de la forma tradicional. Tomé la cuchilla, brillaba muy poco por la falta de luz. Hice el primer corte. No se sintió mal...en absoluto. Apenas mi sistema discriminaba el dolor, gracias al alcohol. Continué con el segundo corte...pasando al tercero...al cuarto. Cada vez más profundos.
Dejé de tener la fuerza necesaria para hacerlo. Tal vez era suficiente. Sentía la sangre recorrer mis brazos, sentía mi pantalón empezando a empaparse. La vela se apagó, cómo si alguien la hubiera soplado. Cerré los ojos. Sentía mi cuerpo debilitarse cada vez más...y más.
-Lo siento...- Susurré.
Lo puse en todas las cartas, pero...creo que este era para mí. Se me hacía cada vez más difícil respirar. Tomé la última bocanada de aire y me dejé ir...ya no sentía dolor. Ya no más.
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-Perdón, es usted...Jennie Kim?- Preguntó una voz femenina.
-Aamm...sí- Respondí preocupada.
Sentía que algo malo iba a pasar. Tal vez...de eso se trataba.
-Es familiar de la señorita Lalisa Manoban?- Preguntó con frialdad.
Mi corazón dejó de latir. No, no, no. Por favor...ella no.
-¿Quién habla?- Mi voz se quebró.
-Le hablamos del hospital Misericordia...- Escuché unas hojas de papel- Está usted como primer contacto.
Las lágrimas caían, golpeando fuertemente la mesa. No me salían las palabras. Por favor...por favor ella no, no puede irse.
-Debería venir de inmediato- Se limitó a decir.
-Está...está bien- Balbuceé.
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Enséñame Lo Que Es El Amor •Adaptación Jenlisa•
FanficJennie era la nueva maestra de literatura, una mujer absolutamente hermosa, con una sensualidad que emanaba de cada poro de su piel, cruzó su camino con una joven llamada Lisa. A Lisa no le importaba nada, ya había decepcionado y lastimado a tanta...