"LA FEA BELLEZA"

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En algún lugar terrenal, donde malinterpretado el amor llega a ser: nuestra victoria o nuestra derrota, nuestra vida o nuestra muerte; estaba ella, revolviéndose en sus pensamientos más secretos con infinito silencio. Su cabello aterciopelado, volaba con ayuda del viento, la necedad de una hebra le acarició el rostro y se le aferró en los labios. Esta vez no sacudió la cabeza con los ojos agrandados de felicidad; ni la expulsó con el retumbar airoso de su boca como siempre, mientras hacía una pirueta infantil. Hoy solo, bajó lentamente la mirada y con la misma pesadumbre, levantó su mano derecha para hacerla a un lado sin darle la menor importancia.

Comprendió que ya no podía retroceder, que era imposible arreglar su acción reciente. Debía pensar y rápido; porque entonces sí, el tiempo era oro de verdad. No demoró en tomar una decisión. Una impotente lágrima resbaló al recordar a su querida madrecita... ¿Cuántas cosas habían realizado juntas?..

Se levantó de la silla blanca y plástica, que a diario; desde que empezó su soledad, la acompañaba para mirar por la ventana que estaba cerca a la puerta de entrada, bien para ver a los transeúntes, el cielo o quizás la nada, bien para traspasar los límites de la realidad o para preguntarse: ¿Qué carajo estaba haciendo con su vida? Se vio de pies a cabeza, tan pronto la delató el espejo de cuerpo entero parado cerca de la cama. Una sonrisa macilenta y burlona para sí misma sacó a relucir, pues de no ser por el espejo, habría salido a la calle, creyendo confiadamente que estaba con su jeans favorito y una especial blusa descotada que su mamá le regaló un mes atrás. Su rostro también era desastroso, no parecía ser el mismo, o al menos eso dedujo ella al verlo vacío, polvoriento y sin vida. Ése mismo rostro que otrora enloqueció a todo el que lo miraba, que era un deleite para los ojos de cualquier hombre, que era un pedazo de cielo desprendido de la mismísima gloria celestial, ésa fisonomía, cambió totalmente, como si alguien hubiera apagado su luz, tal vez fue el soplo de la envidia, tal vez el demonio, un hombre, o quizás los tres juntos, nadie sabía, hasta entonces solo Dios y ella conocían lo que provocó la desgracia.

El lugar era reducido y humilde, típico de una persona cuando empieza a abrirse camino sin el cobijo de los padres. Miró su almario, y casi toda su ropa estaba sin lavar. No tuvo que pensar demasiado para decidir que lo que se pondría: sería una falda y una blusa sencilla de las que tenía bonitas evocaciones. En lo que se mudaba de vestimenta, una serie de rememoraciones le vino a la cabeza, incluso unas sin mayor trascendencia. Peinó su cabello sin siquiera mirárselo y se arregló con inercia someramente la cara. Se sentía fatigada, mas no desistió de su propósito. Cuando salió, clavó los ojos apesadumbrados al suelo, no le prestó atención a la gente vecina, bajó despaciosa la escalera que separaba su lar de la calle, y se dirigió a la avenida principal. Pronto serían las cuatro, adempero la apariencia del día estaba tan apagada que daba la impresión de ser la seis. Al llegar al parque central, se detuvo frente a una butaca y se sentó para buscar mejor con la mirada los sitios de sus remembranzas. Aquel lugar fue testigo de su infancia, su adolescencia y ahora, del inicio de su madurez. Unas nubes negras perturbaron su conciencia y una confusión saltó de improviso arrebatándole un sollozo. En ese momento, lleno de la más grande inseguridad, solo una cosa tenía bien clara, y era que ése parque que tantas veces la observó, jamás atestiguaría su vejez.

La Iglesia, a la que incontable tiempo asistió desde su uso de razón, ya sea junto a su familia o a lado de sus amigos, estaba de frente. Caminó hacia ella sin prestarle atención a un dolor que aumentaba en su abdomen. Cuando hubo llegado a la puerta del templo, constató que aún se encontraba vacía de feligreses, se persignó al observar a Jesús que yacía en el fondo crucificado; de inmediato los ojos se le cristalizaron y desde lo profundo de su pecho despegó una frase que solo el Supremo pudo escuchar: "¡Papito Dios!... perdóname por lo que he hecho".

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⏰ Última actualización: Dec 27, 2017 ⏰

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