Capítulo único

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Hola *w* me hice un hueco para escribir esta pequeña historia, siempre quise escribir sakamutsu con esta temática espero que os guste y que disfrutéis de las fiestas o de lo que quedan de ellas xD

Muérdago

Toda esa ridícula situación comenzó hace un par de semanas, el Kaientai hizo una parada en la tierra para repartir mercancía y comprar algunas cosas necesarias para su próximo viaje.

La ciudad se encontraba decorada con luces de todo tipo de colores y formas, las personas parecían bastante felices mientras salían de las tiendas cargados de enormes bolsas y la nieve caía sin parar, decorando así los árboles que estaban llenos de adornos y luces. Todo aquello era una situación bastante normal para cualquier persona, menos para Mutsu, ella no se sentía cómoda con aquella atmósfera.

La joven nunca celebró aquella fiesta cuando era pequeña, por lo que cuando Sakamoto intentó explicarle la tradición y el significado de esa fiesta, no logró comprenderlo del todo. Todos los años el chico se encargaba de hacer una gran fiesta, con comida y regalos, pero ella jamás se presentó. Por eso mismo este año sería diferente, Sakamoto tenía un gran plan que no podía fallar, lograría por fin que Mutsu descubriera el encanto mágico de la navidad y no estaba dispuesto a fracasar.

Lo primero y más fácil, fue lograr que todos en la nave se organizaran, obvio que no tuvo nada que ver que les prometiera una paga extra ni nada por el estilo. Además cada uno se le asignó una tarea, algunos se ocupaban de la decoración y otros de la comida, mientras que Sakamoto se encargaba de mantener a la chica ocupada con la escusa de que necesitaban comprar un repuesto para la pistola de sakamoto.

- Llevamos media hora dando vueltas, ¿Seguro que sabes donde esta la tienda de armas? - preguntó la chica perdiendo la poca paciencia que tenía

- AHAHAHA claro que si, yo tengo un muy buen sentido de la orientación - dijo el hombre riendo

La chica no pude evitar rodar los ojos, a veces era increíble lo estúpido que era Sakamoto.

- Parece que ya olvidaste que la semana pasada nos metimos en el escondite de unos traficantes porque según tu, allí había un restaurante famoso - añadió Mutsu

El chico comenzó a reír nuevamente, pero no se daría por vencido tan fácilmente.

- Uno siempre puede equivocarse una vez - dijo el hombre quitándole la importancia

- El jueves pasado perdimos toda la mercancía porque chocaste la nave contra unas rocas, porque creías que era más pequeña la nave - añadió la joven mientras recordaba aquella extraña y ridícula situación

- Bueno ya comprendo, tampoco hace falta que me recuerdes todos mis errores, así jamás harás amigos - se quejó el mayor

- Si esos supuestos amigos son igual de inútiles que tu, prefiero no tener amigos - dijo la chica sin remordimientos

- Tan cruel como siempre, al menos podrías ser amable conmigo como regalo de navidad, por sonreír de vez en cuando no vas a morir - pidió el joven

Mutsu lo pensó unos segundos, si quería algo tan sencillo se lo daría.

Con un gran esfuerzo por la falta de costumbre, la joven esbozó una sonrisa, una que le helaría la sangre al guerrero más experimentado. Casi parecía una amenaza silenciosa, seguro que si algún niño la veía acabaría llorando.

Con miedo y escalofríos, Sakamoto se decidió a pedirle que acabará con aquella escena casi sacada de la mejor película de terror.

- Olvídalo, casi parece que quisieras matarme, si sigues así me dará un infarto - pidió el chico mientras temblaba

MuérdagoWhere stories live. Discover now