7/10/2016
La lluvia caiga tan fuerte que los carros sonaban lejanamente a causa de ello. Las nubes tapaban el sol por todos los extremos y la luminosidad había desaparecido del ambiente, dando un parecer mas tarde de las pasadas dos que eran.
Margot corría aferrando la mochila a su cuerpo completamente mojado, en un intento no tan fallido de cubrir sus apuntes de la fuerte lluvia.
Solo debía llegar al puesto de donas donde pasaba el autobús y rogar que la dejaran subirse estando así.
Su piso quedaba a unos minutos de donde se encontraba, pero si seguía se enfermaría y no debía darse esos lujos estando en una etapa tan difícil de sus estudios.
Solo una cuadra le faltaba para llegar al lugar y sentirse a salvo. La humedad de su chaqueta comenzaba a pesar un poco, pero agradeció llevarla puesta, ya que cubría gran parte de sus libros.Sus ojos se nublaron por las espesas gotas de lluvia y le fue imposible ver con claridad la imponente figura con la cual tropezó.
Su cuerpo avanzó al ritmo del de la persona y sintió como todo su esfuerzo se iba por un tubo al ver su mochila caer con un fuerte golpe a un charco y haciendo que esta salpicará a todos lados.-¡Maldicion! -susurró Margot con enojo al tiempo que recogía su mochila y la sacudía en un vano intento de revivir algo adentro.
-¡¿Es que no vez, niña?! -el gruñido la hizo alzar la vista de golpe y unos ojos celeste la fulminaban.
La altura y compostura del hombre frente a ella, la hicieron tragar saliva un par de veces para preparar una respuesta.
-Usted fue quien no vio -su voz sonó mas ronca y lo agradeció internamente.
Sin esperar una respuesta corrió al pequeño techo en el puesto de donas y rezó mentalmente por que el autobús llegara pronto.
El frío y el recién suceso la tenían temblando, y solo quería llegar a su apartamento y dormir.Sentía una mirada fija en ella, pero era incapaz de voltear y verla. No quería encontrarse con los ojos claros y furiosos de antes. Por muy perfecto que le parecieran en la fracción de segundos que los observó.
15/10/2016
-Si acepta tu trabajo y te contratan como la escritora oficial, seras mundialmente reconocida. -Karen le hablaba tan animada que Margot creía ver en ella la editora que no era.
-Solo tengo diecinueve años, apenas comienzo mi carrera. No quiero darme falsas esperanzas.
Karen le dio una mirada de desaprobación mientras mezclaba azúcar al café.
Ya llevaban dos años viviendo juntas y habían caído muy bien la una para la otra. A pesar de venir tanto de mundos como de creencias distintas, pegaron muy bien.-Con esa negatividad quien querrá que lo entreviste, Margot Camila.
Margot corrió con la suerte de ser nombrada una de las candidatas mas jóvenes para ser la editora del libro anual de uno de los empresarios jóvenes mas exitosos del momento.
No quería darse mucho entusiasmo para creer que verían su trabajo para ello.
Por su mente sólo pasaba que escogerían a los editores mas renombrados y ella no contaba con ninguna experiencia para ello. Se sentía sumamente orgullosa de todo el esfuerzo que le estaba poniendo a sus sueños y mas de que la hayan escogido, pero hasta ese punto llegaba.-Solo... arreglame. -su amiga soltó una carcajada y corrió por varias de sus cosas. Tener una amiga estilista ayudaba mucho.
***
La perfección del lugar la intimidaba un poco. No quería acercarse y romper algo. Solo de pensarlo le daban escalofríos.
Todo en esa pequeña sala parecía costar una fortuna, desde las lamparas hasta los floreros. Apartaba la vista de los objetos frecuentemente. Estaba exagerando, lo sabía, pero no encontraba que mas hacer mientras esperaba.
Había llegado hace unos diez minutos y los nervios le hacían sentir que habían pasado mas.Sonrió internamente al recordar su apariencia. Por lo menos estaba presentable, por qué si de ella hubiera sido, en pijama hubiese llegado.
El suelto vestido rojo, acompañado de los tacones negros eran perfectos, le daban un toque profesional y juvenil a la vez. Se sentía bonita y eso le daba mas confianza.Sintió pasos y el sonido de la puerta, tragó saliva aclarándose la garganta y repasó su discurso por décima vez.
-Buenos días. Disculpe la espera. -una gruesa voz retumbó la sala y su discurso pareciera haber abandonado su garganta en ese momento.
El hombre caminó a su escritorio y al compartir miradas, la miró con una mezcla de enfado y otra cosa que ella no supo describir.
-Buenos días, soy Margot...
-La editora. -terminó por ella sin emoción alguna-. Me llamo Keith Wilson y solo me dirás una razón por la cual debo dejar que escribas mi libro.
06/12/2016
-¡Es un imbécil! -Margot grita con furia lanzando un zapato a una esquina de su apartamento.
Su amiga ríe mientras masaje el cuello de una chica que tiene la cabeza en una bolsa de aluminio.
La escena no es extraña, ya que Karen siempre se trae a amigas de la universidad para practicar nuevas cosas que haya aprendido.-¿Qué hizo ahora el papasito Wilson? -Margot gruñe en desaprobación mientras se tira en el mueble de manera dramática.
-La pregunta real es que no hace. Quieres saber lo que no hace, ¡ayudar! Busca tres mil excusas para no empezar el dichoso libro ese. -patalea mientras se deshace de su coleta-. Llegue y coqueteó con tres mujeres sin siquiera prestarme atención. Es un reverendo idiota.
-Ah... -cantó su amiga con burla-. Estas celosa.
-Claro que no... Que cosas dices, Karen. Estas muy mal.
Margot sintió el calor en sus mejillas y se cruzo de brazo, cualquiera afirmaría que de una niña se trata, pero estaba tan molesta que no le importaría. Dos meses son los que lleva conociendo a Keith Aaron Wilson y es todo que sabe de él. Con eso no se escribe un libro.
Lo único que hacen es pelear y desear internamente algo peligroso, pero ella no va a caer. Solo debe llevar las cosas con calma y todo terminara pronto. Es una gran oportunidad para ella y no esta dispuesta a permitir que nadie lo arruine.15/01/2017
-Sueltame...-su respiración chocaba en su mejilla y un calor intenso le recorrió el vientre. Jamas había sentido nada como lo que estaba sintiendo en ese momento.
-Me muero... por besarte. -soltó Keith con suplica, los labios de Margot estaban húmedos y Keith no apartaba la mirada de ellos. El aliento de él, era una mezcla de cosas que no lograba definir, pero le gustaba y un ligero mareo la azotó unos segundo.
A lo lejos la musica sonaba y las personas bailaban, pero nadie veía a los dos enamorados que se negaban a aceptar sus sentimientos.
Luego de verla bailar con un tipo de manera tan sensual con la vista clavada en él, no lo aguantó. La tomó por la muñeca y la arrinconó a uno de los oscuros pasillos de la casa.
Se encontraban en una fiesta de donativos y ella como su editora debía de ver como se desenvolvía en esa área. Pero sin embargo lo que hizo fue ponerlo celoso hasta la coronilla sin siquiera proponérselo.
Esa mujer lo volvía loco, y no sabía si de buena o mala manera, pero le encantaba, fuera de la manera que fuera.-Suel... -no terminó la oración cuando unos carnosos labios cubrieron los suyos con fiereza.
El remolino de sensaciones en su interior la golpearon de manera fuerte, pero no desagradable.
Los labios de él, le pedían entrada y por mas que trató de impedirlo no pudo. Las sensaciones eran demasiado placenteras para ignorarlas.
La lengua de Keith acariciaba cada parte de su boca con maestría y por mucha resistencia que creyó tener, falló. Le siguió el beso con la misma fuerza que recibía, con la misma pasión, y disfrutando cada segundo que tenía de él***
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Oculta©
RomanceSalgo ligeramente para volver a buscarlo y el esfuerzo por mantener las copas vivas se pierde, cuando con un asentimiento de cabeza Keith le da la mano al hombre en el escenario seguido de la mujer de antes. El sonido de la copa fue silenciada por l...