~Pequeña gata rusa~

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     ─Aki...-se recargó en mi pecho, con lentitud comencé a acariciar su cabello, pasando los dedos entre las suaves hebras cafés.

─Sería lindo que alguna vez lo dijeras- exterioricé mis pensamientos─ pero no te preocupes-. Seguí con mis caricias sintiendo como se aferraba a mí, el chico estaba bastante mejor que cuando llegó, al menos ya no podía sentir cada pequeño espacio entre sus huesos aún a través de la ropa. Me recosté en la cama jalándolo conmigo para acomodarlo sobre mi pecho, donde se talló un poco quedándose tranquilo una vez que nos tapé con las mantas.

     ─Aki...¿te quedarás conmigo?...

─¿Tú quieres que me quede?- su pregunta me hizo sonreír, cosas como esa hacían que valiera la pena todo lo que ocurriera siempre que estuviéramos juntos, el uno con el otro.

     ─S...si...-ese rubor que le daba una apariencia inocente y adorable apareció en un suave tono rosado sobre su piel.

─Pues entonces me quedaré el tiempo que quieras-. Prometí sinceramente en su oído, como si fuera un secreto exclusivo para él. Se levantó dándome una vista muy sensual de mi chico a horcajadas sobre mí con una sudadera que se había levantado por su movimiento hasta casi dejar descubiertos sus muslos.

     ─¿Todo el que yo quiera?...- me pregunté si se podía ser más inocente y adorable que él.

─El que quieras y más porque la celda es mía- le saqué la lengua divertido por su expresión de desencanto ante mis palabras.

     ─Eres muy malo...-hizo un puchero para después enseñarme su lengua viéndose aún más adorable de lo que ya era.

─Por algo estoy aquí cariño- alcé una ceja presuntuoso y le sonreí.

     ─Ñya...- y de pronto tenía un pequeño gato escondido debajo de las cobijas medio gruñendo por lo bajo, reí enternecido por la pequeña bolita en que se había convertido Yalek.

─¿Lo ves señor no soy lindo?- se movió un poco y sentí sus dientes clavándose en mi antebrazo, una descarga eléctrica me recorrió obligándome a usar todo mi autocontrol─. Eres una pequeña gata rusa- volví a reír al imaginármelo convertido en un neko adorable.

     ─¡Oye!...- se asomó levantando las cobijas con la cabeza, mi risa aumentó, verdaderamente lucía como un gatito en ese momento.

─Una gata rusa con complejo de vampiro.

     ─Bueno...- no me percaté de sus intenciones hasta que lo tuve mordiendo mi cuello fuertemente, solté un pequeño quejido que intentó cubrir un jadeo.

─No es justo, normalmente yo soy el que muerde.

     ─¿Querías un vampiro no?- me retó sonriendo.

─Sí, pero creo que tú has sacado a la fiera- me giré quedando sobre él y comencé a morder su fina clavícula sacándole más de un quejido.

     ─N...no Aki...-sus dientes se volvieron a aferrar a mi brazo.

─Eso es trampa gatito- aproveché que había girado la cabeza para morder la suave piel de su cuello, obligándolo a soltarse de mi extremidad con un pequeño grito que no supe distinguir si era de dolor o de placer.

     ─Ñya...-antes de que siquiera lo pensara atacó de nuevo mordiendo mi mejilla con fuerza. Lo solté jalándome ligeramente en un intento por rescatar mi mejilla de sus dientes.

─Duele, duele- me solté colocándome a horcajadas sobre él─ has dañado mi cara de actor porno y eso no tiene perdón- comencé un ataque de cosquillas.

Los Recuerdos Duelen [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora