Druida [Crepusculo]

Tre

Maratón 1/¿?

-Entonces- comentó dudoso mi primo- lobito, lobito, auuuu.

El adolescente que mágicamente cambio a un lobo gigante y ahora era nuevamente humano, lo miro con una sonrisa.

-Sí, algo similar, pero sin el auuuu.

-Venga - replique- ¿Qué clase de lobos sois sin auuuu?

El chico solamente rió a carcajadas- No todo lo que dice Internet es verdad chicos- el chico paro frente a una casa, muy bonita, por cierto- por cierto, me llamo Seth, Seth Clearwater.

Mi primo se quedó embobado viendo alguna parte del bosque por lo que me apresure a responder- Yo soy Coraline Kirkland y el idiota que está al lado, es mi primo, Arthur.

-Lo que no logro entender- empezó mi primo- ¿Por qué esa chica se puso así?

-Eso no me corresponde contártelo- respondió Seth dudoso- ella es mi hermana mayor, Leah.

-Sí, pero, ella solo se había quedado en shock cuando vio a Artie – comente pensando en lo raro del asunto- supuse que fue porque nunca vio a alguien tan feo (no se te ocurra pegarme Arthur), pero reacciono de mala forma cuando lo golpee.

-Ahora que me acuerdo- trato de desviar el tema nuestro nuevo amigo- ¿Por qué le pegaste?

Arthur lo miro con espanto y trato de callarme, pero yo ya había comenzado a hablar.

-Veras, cuando teníamos siete, el orfanato donde vivimos hizo una excursión al zoológico. Arthur y yo (como siempre) nos la pasamos juntos, comimos y reímos, lo normal, hasta que llegamos a la zona de los tigres. Arthur y yo somos grandes fanáticos de esas criaturas así que le pedimos a un señor que nos tomase una foto, el asunto es, que justamente dijimos al mismo tiempo lo genial que sería tocar uno de ellos, aún no sabemos cómo, pero terminamos dentro de la jaula.

Seth me miro asombrado- ¡¿Cómo demonios salieron vivos de eso?!

Solo le sonreí antes de seguir contando la historia- Pues, al darnos cuenta de donde estábamos ambos nos abrazamos y él me puso atrás suyo, supongo que se quedó en shock porque no se movía. La gente empezó a gritar y a llamar a los encargados, una señora dijo que no nos moviésemos, pero yo sabía que nos iba a pasar algo malo si no nos movíamos.

Ahora incluso Arthur se había sumado a oír la historia.

-Desee con todas mis fuerzas encontrar una salida, y entonces la vi, una salida medio abierta por donde se supone les dan de comer a los animales, pero Arthur seguía en shock y yo no podía dejarlo, así que hice lo que vi en una película...le pegue un puñetazo. Al final el reacciono y lentamente fuimos hacía la salida.

Una carcajada se oyó detrás de mí- Vaya Leah, tras de ser un asalta tumbas, es un aventurero, ¡Tremenda ganga!

Resonó un gruñido, Arthur y yo nos volteamos para encontrar a dos de los chicos del bosque, la chica que miraba con adoración a mi primo, y otro chico muy bonito.

-Sera mejor que entremos- hablo por primera vez la chica- hay varias cosas que tengo que explicarte.

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Leah nos había explicado sobre la impronta, el alma gemela de un hombre lobo, y al parecer, mi primo era la de ella.

-Vaya, realmente te sacaste la lotería- comente tratando de alivianar el ambiente ya que Arthur seguía anonadado- una mujer hermosa que nunca te va a traicionar y tras todo eso es loba...Ahora que lo pienso, pobre de ella.

Lo último lo hizo reaccionar y me pego un zape.

-Amm ¿Leah? - Arthur se notaba nervioso, y eso no me gustaba, ¡Se supone que el travieso es el, no yo! - No es que no me parezcas hermosa, pero no te conozco y...

Leah sonrió tristemente mientras sus ojos se aguaban logrando que Seth la abrazara- ...no creo estar listo para una relación con alguien que no amo con la misma intensidad, me parece injusto. Así que ¿Te parece si salimos un día de estos a conocernos mejor?

Todos lo miraron sorprendidos menos yo, conocía a mi primo, y el realmente deseaba a alguien que lo amase incondicionalmente, esta era su oportunidad.

- ¡Sí! - Leah sonrío con todas sus fuerzas mientras se le acercaba, al parecer ambos medían lo mismo- Podemos ir a donde tú quieras.

-Ahora que me doy cuenta- comente con los ojos entrecerrados- luces mayor ¿Cuántos años tienes?

-Veintiuno

Arthur y nos miramos asustados, ambos teníamos quince, ella le llevaba seis años.