.

10 1 0
                                    


Me encontraba acostada en la cama del tipo con el que me acosté hace meses. No podía concentrarme, simplemente no sentía nada.

Estaba mirando el techo, respirando fuerte, fingiendo agitación y excitación.

Mientras más profundo y rápido me penetraba más vacía me sentía.

-¿Querés que pare?- me preguntó él en su éxtasis.
-No- dije con fingido placer.

Lo que antes habría sido el mejor sexo de mi vida, hoy no era nada.

Así estuvimos creo que por media hora.

-Te amo- dijo el acabando.

Lo abracé con fingido cariño. El correspondió a mi abrazo y se durmió.

Lloré en silencio en la oscuridad absoluta de la habitación.
No aguantaba. ¿Cómo mis egoístas deseos fueron más fuertes que el amor?

Busque en este tipo algo nuevo, quería salir de la tan pesada rutina. Jamás pensé que lo que encontraría seria todo lo contrario, cambie una hermosa relación por sexo de solo una noche y ahora me siento vacía.

Me entregue en cuerpo a este hombre, pero, mi corazón y alma estaban en otro lado

Nos vestimos, me acompañó a la puerta y lo besé fría. Se dio media vuelta y entro en la casa. Yo tome mi camino. Comenzó a llover muy fuerte.

Ya estaba a unas cuadras de mi casa, solo tenía que cruzar las vías. La luz estaba en verde. El tren se acercaba.
Llorando corrí hacia las vías y me recosté en ellas. Lo sentía cada vez más cerca. Ya no había tiempo de arrepentirme

-Nunca olvides que te amo- dije en un susurro y me corrió una lágrima.

Esa tarde se rompió mi corazón, mi alma y mi cuerpo. Para siempre.

VacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora