Parte 2: Familia

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Encuentro una pequeña hoja rosa fosforescente pegada en la siguiente página que dice:

"Lucas, le he dejado indicaciones a mi abogado por si deseas publicar este libro algún día. Por favor, te ruego lo hagas bajo mi nombre. Ya he dejado todo arreglado para que el dinero de las ventas sean todas para ti. No te preocupes por los niños, a ellos ya les he dejado todo lo demás, pero esto es tuyo, solo tuyo."

Arranco el recado y continúo leyendo.

"Ese día, después de cinco largas horas en el centro de idiomas, me fui caminando a casa de Katty, mi mejor amiga.

En la escuela tenía amigos, pero al entrar a la preparatoria conocí a gente extraordinaria y Katty es una de esas personas. Ella también va a sufrir mucho cuando yo ya no esté, promete que irás a visitar a nuestros ahijados cada que puedas y recuerda que a Bonnie no le gustan las donas de chocolate con nuez, sino las glaseadas."

Lo prometo.

"Katty y yo nos volvimos inseparables desde el momento en el que a primera hora del primer día de clases de la preparatoria la maestra de español pasó lista de asistencia. Cuando levanté la mano al oír mi nombre, Katty volteó a verme y me dijo que tenía un nombre estupendo.

La casa de Katty estaba a unas cuadras del centro de idioma, así que no tardé en llegar. Katty me recibió con un abrazo fuerte.

— ¡Tengo montones que contarte! —me dijo en cuanto crucé la puerta. Mi amiga llevaba su cabello café castaño recogido y andaba en pijama.

Aventé mi mochila al sillón de su sala y me senté, agotada.

— Pero si a penas salimos hace dos semanas de clases, ¿qué tanto pudo haber pasado en 14 días?

— ¡Conocí a un chico! ¡Tienes que verlo! Tiene los ojos más preciosos del mundo, ¿y sabes qué es lo mejor de todo? —mi amiga empezó a hablar atropelladamente.

— ¡Qué está soltero! —intenté adivinar.

Katty giró sus ojos y sacudió su cabeza.

— ¡Le gusta leer cómics y libros, y además es guapo! Y sí, está soltero.

— ¡Diablos! ¿Dónde conseguiste uno de esos? ¿Cómo se llama?

— Sebastián —sus ojos se iluminaron con tan solo mencionar su nombre.

El timbre de la casa sonó. Katty se puso de pie de un brinco.

— Ordené pizza —me dijo, yendo hacía la puerta para abrir.

Mi amiga le pagó al repartidor y después fue hacia su cocina a dejar la pizza. La seguí hacía allí.

— ¿Cómo te fue en tus clases de alemán? —me preguntó.

Le ayudé a poner los platos en la mesa mientras ella sacaba los vasos de una repisa. El olor a queso y pepperoni era irresistible.

—Muy bien. No vas a creer quien está en mi horario...

— ¿Quién?

—Lucas LaRusso.

Mi amiga me miró con los ojos entrecerrados, tratando de hacer memoria, pero unos segundos después se hundió de hombros.

—No sé quién sea, pero recuérdame no ponerle a mi hijo ese horrible nombre.

—Oh, vamos, Katty, no es tan horrible y es el chico rubio del salón que está junto el gimnasio.

— ¿El salón que siempre huele a calcetín mojado?

—Sí, se junta con Cory, Paloma, Nando, y todos ellos.

EfímeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora