Capítulo 14.

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Pov. Anthony

"Anthony ahora soy una Andrew como tú."
"Mi sueño es convertirme en una gran dama para estar a tu nivel."

"Tu siempre estarás a mi lado no importa a donde valla ¿No es cierto Anthony?..."

De pie junto a la ventana una vez más, velando los sueño de aquel ángel.

-Candy, el que nunca estuvo a la altura fui yo.Pequeña tu eres una dama para mi y siempre haz sido digna de los Andrew.

No pude evitar imaginar cómo se vería mi querida Candy dentro de algunos años, con un hermoso vestido hecho con las más finas telas.-Pero en que pienso.- llevé una de mis manos hasta mi frente al tiempo que se creaba una leve sonrisa en mi rostro.- Candy no necesitará nunca un vestido fino para lucir como toda una reina.

La temperatura comenzó a descender mientras mi mirada se perdía en la oscuridad del cielo, aquella rubia comenzó a tiritar de frío y al percatarme me acerqué a ella para cubrirla de nuevo con aquella manta que yacía en el suelo.

-Candy.-Me arrodillé a un costado de la cama y acaricié su rostro.-Te prometo que no te dejaré sola hasta que seas completamente feliz.- la distancia entre nuestros rostros era mínima, podía sentir el calor de su respiración. Mi rostro comenzó a ruborizarse.

Cuanto desearía poder regresar y compartir una vida con ella, despertar cada mañana mirando su angelical rostro, siempre a esta distancia, tener una familia y ser completamente felices.

Con todos esos anhelos llenando mi ser junté mi frente con la suya y cerré los ojos para tener más claras aquellas imágenes que yo mismo me formé; no era soñar pues yo no ya no tenia cansancio alguno desde que me marché.

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Pov.Candy

Era muy temprano cuando salimos del hogar de Ponny. El señor George se había encargado de transportar a los niños y mis maestras hasta el puerto, prometió que cuando el barco zarpara otro sirviente los llevaría de vuelta al hogar de Ponny.

Ni yo misma entendía que fue lo que me orilló a tomar esta decisión, quizá el alejarme de todos mis recuerdos.
Ahora ya era tarde para volver, no había marcha atrás. El enorme Mauritenea estaba en medio del océano. Lo último que pude escuchar fue el llanto de Jimmy llamándome en el puerto

-Señorita Candice, está comenzando a hacer frío, por favor le ruego que regrese a su habitación.

-George, gracias por todo lo que hiciste hoy por los niños, ellos nunca habían dado un paseo en un auto.

- No debe agradecerme señorita, ellos son muy gentiles. Ahora por favor volvamos.

Señorita Ponny estoy segura que cuando regrese de Londres seré toda una dama.

Entre Rosas y LibretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora