Como todas las noches estoy recostado en mi cama, mirando hacia la nada, pero algo parece diferente, algo ha cambiado, aquel sentimiento de vacio y soledad en mí ha desaparecido. Tratando de dejar aquellos sentimientos miro hacia mi izquierda para encontrarme con una criatura negra y con los ojos mas grandes que haya visto en mi vida, me sonríe mostrando sus puntiagudos dientes rojos, alborotadamente me levanto de mi cama y corro gritando para encontrarme con mi madre.
-¿Qué te pasa, por qué tienes esa cara?
-!Madre, no lo mires a la cara, por favor.
-¡¿A quién?!
Mi madre no espera una respuesta y corre a mi cuarto.
-¡No, no entres!
Mi madre entra y la puerta se tumba contra la pared en el momento que entra, comienzan a escucharse gritos ahogados. Me decido a acercarme para ayudarla.
-¡Mamá, sale de ahí!
No escucho ningún ruido, solo un silencio infernal. Me armo de valor y abro la puerta. Me quedo petrificado al ver esa imagen. Mi madre esta muerta en el suelo con aquella criatura sonriendo y mirando fijamente.