El departamento estaba en penumbras, a penas iluminado por la pantalla encendida del televisor. Todas las ventanas se hallaban abiertas para disipar el calor de Junio que se agolpaba allí dentro, dejando entrar los pocos sonidos de la calle que se oían a esas horas: perros ladrando a lo lejos, vehículos esporádicos pasando calle abajo hacia el centro de Tokio, y algún que otro grupo de jóvenes hablando en voz alta de camino a alguna salida nocturna. Un pequeño ventilador ubicado sobre la mesa traqueteaba incansablemente, meciendo el cabello de Kuroo, quien dormía profundo con su cabeza escondida entre los brazos cruzados sobre la mesa. Se despertó de pronto, en parte por la incomodidad del calor y su postura al dormitar, y en parte por alguna especie de presentimiento. Al abrir los ojos se encontró con un par de brillantes ojitos que lo miraban a escasos centímetros de su rostro.
—¿Planeando asesinarme, pequeño? —Musitó Kuroo, ahogando un bostezo—. ¿O tienes hambre? Siempre tienes hambre, ¿eh?
El gatito maulló y le apoyó su pequeña garra en la mejilla, para luego subirse ronroneando a su cabeza, tratando de amasarle los pelos para dormir allí. Sintiendo la boca pastosa por su reciente siesta, Kuroo largó un carcajada y tomó al gatito, bajándolo hasta su regazo para así poder estirarse y desperezarse a gusto. Mientras Ringo le amasaba los pliegues de la sudadera sobre su estómago, Kuroo se restregó los ojos, enfocando la vista adormilada. Se había quedado dormido mientras preparaba un informe escrito en su laptop, cuya pantalla se había apagado sola para ahorrar energía. El televisor, en cambio, continuaba encendido y mostraba la escena final de "El Hobbit: la batalla de los Cinco Ejércitos". Mientras acariciaba las orejas del gatito distraídamente, Kuroo se quedó contemplando la reunión de Bilbo y Gandalf luego de un montón de años pasados desde su primera misión fantástica. Al tiempo que los personajes se saludaban en la pantalla, Kuroo reparó en que Bokuto aún no había regresado a casa y ninguno de sus demás amigos se pasarían por allí esa noche, cada uno ocupado con sus propios planes y horarios. El silencio en el departamento resultaba atípico, interrumpido solamente por el ruido de las aspas del ventilador y la canción de los créditos de la película comenzando:
"Night is now falling
So ends this day
The road is now calling
And I must away..."
Kuroo hizo una mueca. ¿Cuántas veces habían visto esa película con sus amigos, y la saga completa en verdad, en maratones nocturnas durante las cuales mezclaban estudio serio, debates medievales fantásticos y karaokes improvisados? Miles, seguramente. Oikawa, por supuesto, era el primero en ponerse a cantar los créditos de cada película a voz en cuello, y con el tiempo todos comenzaron a unirse a la tradición; así como también se volvió costumbre que Ushijima relatara sus horas de estudio, con su voz grave y profunda, como si fuera el narrador de una película épica. Las mejores batallas que narraba eran las de Bokuto contra el Señor de las Matemáticas.
"El día que me muera quiero que Ushibro hable en mi velorio y relate mis memorias con su voz de villano sensual", solía decir Bokuto, y se ganaba un coscorrón de parte de Kuroo por hablar de su velorio y una patada de Oikawa por alabar a Ushijima. Wakatoshi solo asentía solemne, aceptando tal responsabilidad, y Daichi trataba de concentrarse en sus estudios pero no podía evitar sonreír.
En medio de la penumbra del departamento, Kuroo también sonrió al rememorar esos momentos, al tiempo que los créditos en la pantalla seguían avanzando.
"To these memories I will hold
With your blessing I will go
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El Club de los 5 - Haikyuu!!
FanfictionLos chicos de tercero dejan atrás la preparatoria y entran a la vida universitaria. Oikawa se muda a Tokio sin Iwaizumi, tras haberse declarado torpemente y sin saber la respuesta. Allí descubre que sus nuevos y ruidosos vecinos son Kuroo y Bokuto...