Shh! las paredes oyen(pausada)

En la habitacion de a lado

(Jr)

—Yo...bueno...
El color de Ren cambio a un Rojo vivo, tome esta oportunidad y me abalance sobre Ren, dejándolo en shock

Bese sus labios o mejor dicho de devore sus labios los cuales no me detuvieron.

Nos detuvimos por falta de oxígeno, Ren me miraba aun sorprendido esperando una explicación.

—Me gustas, desde hace mucho tiempo trate mentirme a mi mismo saliendo con una chica pero creo que de ninguna manera puedo hacer que me dejes de gustar, incluso tube que conseguir una novia que se pareciera a ti—Los ojos de Ren estaban como platos, y de su mejilla caí las lagrimas, Ren me abrazo con fuerza.

—¿Sabes cuanto tiempo tengo el corazón roto pensando que nunca te fijarías en mi?—
Calme el llanto de Ren, con un beso rápido y seque sus lagrimas.

—Sabes Ren, yo nunca pude tener relaciones sexuales con mi novia porque nunca pude hacer que se me parara, y ahora esta pidiendo salir a gritos, ahh y—me aserque a su oido—Estaremos solos— Ren  estaba rojo pero me jalo y me beso, su mano se deslizó debajo de mi camisa.

Sus manos bajaron por mi pecho hacia mi estómago y sentí sus dedos jugar con el borde de mi pantalón. Sabía lo que iba a hacer y aunque me moría de vergüenza, no quería detenerlo.

Para evitar tener que enfrentarme a sus ojos, lo besé de nuevo, su mano aprovechó ese resquicio carente de miradas para introducirse bajo mi ropa interior.

Llevé mi mano libre hasta su entrepierna y sentí la presión de su miembro apretado contra el pantalón. Sin dejar de besarlo, le quité el botón y le bajé la cremallera.

Me sentía torpe con una sola mano, pero también me habría sentido torpe con ambas.

Besé su cuello y su clavícula, y bajé dejando atrás tantos besos como mis labios podían dar. Me detuve un instante, azorado, en su ombligo.

Bajé su ropa interior y rodeé su miembro con mis labios.
Lo escuché gemir y aquello me dio ánimos para seguir.

Me quité los pantalones y empecé a masturbarme mientras sentía su erección en mi boca.
Una sonrisa vergonzosa asomó a sus labios antes de aproximarlos a mi glande.

El contacto de aquellos labios sobre mí eran algo totalmente nuevo.
Arqueé la espalda de manera inconsciente y me dejé llevar.

Jugué con mis manos en su cabello y dirigí con delicadeza el ritmo con el que se acercaba y se alejaba de mí.

Su brazo rozaba mi pierna con un ritmo acelerado mientras se masturbaba y aquello me excitaba de una manera incomprensible.

Aparté a Ren de mi erección y lo senté junto a mí.
Necesitaba sus labios, agarré mi miembro y dejé mi mano subir y bajar por él a un ritmo endiablado.

Los labios de Ren se presionaban a los míos en un gemido ahogado mientras sus piernas se estiraban en un espasmo involuntario.

Sabía lo que iba a pasar y quería verlo, agarré su nuca para que no separará sus labios de los míos y abrí los ojos para contemplar cómo se derramaba sobre su piel desnuda.
Parte de su semen cayó sobre mi brazo, ese que lo mantenía pegado a mis labios, y el calor que desprendía terminó de hacerme arder hasta estallar un segundo más tarde.