1.- Dυℓce τenτación

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Dυℓce τenτación

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Hay tentaciones por las que vale la pena pecar y arder de felicidad en su infierno.

Danns Vega.

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La sujetó de la cadera con fiereza, pegó los labios contra su pálida piel y cerró la puerta, causando un gran estruendo en la desolada casa. Dentro de la habitación de su novia, Boruto Uzumaki no esperó un segundo más para pasear sus veteranas manos en la espalda de la Uchiha, quién dejo escapar suspiros de sus labios carmesí, aunque se obligará a si misma a mantenerlos dentro de su cuerpo; como si tratará de mantener a un león encarcelado en una jaula.

Los padres de la azabache habían salido y el ambiente era ideal para que dos adolescentes con las hormonas alborotadas, hicieran de las suyas a espadas de sus padres.

¿¡Que dirían Sasuke y Naruto si se enteraban?! ¿¡Que dirían la tía Sakura y su mamá?!

El joven Uzumaki no quería ni pensarlo. Prefería vivir el presente sin pensar en las consecuencias del futuro, que más daba, su  presente era enteramente de Sarada, solo de ella y quería disfrutarlo al máximo, incluso si se quemaba en el infierno.

Sus labios no tardaron en sincronizarse; Sarada mordisqueó el labio inferior del rubio tratando de provocarlo y encender la llama de la competividad, mientras que este, respondió con un leve empujón, introduciendo su lengua entre los labios de la azabache. Ella se sobresaltó por la rapidez en que lo hizo, volviendo sus mejillas tan rojas como el color de sus lentes. Siempre lo hacía, y eso le gustaba al rubio, le gustaba que ella reaccionará tan bien a sus provocaciones.

Sarada Uchiha se había convertido en su tentación más deseada, en lo prohibido, en su manzana de la discordia, en la sensación que te produce querer jugar con fuego. Ella se había convertido en su novia, pero a esas alturas, sentía que era mucho más que eso.

Repentinamente las manos de la azabache empezaron a temblar en su nuca, le pareció extraño, sin embargo ella siempre se ponía nerviosa antes de consumar el acto de amor, nervios que duraban hasta que la adrenalina controlaba todo su cuerpo. Rio entre dientes por su actuar tan indeciso, lo encontraba adorable, se separó momentáneamente de su rostro y cuando fue directo a besar su cuello para empujarla a la cama, ella alejó todo su cuerpo evitando cualquier rose entre sus pieles. Boruto frunció el entrecejo mientras posaba sus ojos azulinos en los labios hinchados y con pequeñas heridas de la Uchiha. Ella tembló nuevamente. Algo no andaba bien.

—¿Que sucede Sarada? — se atrevió a preguntar. No era normal esa actitud tan duditativa en ella. Normalmente, ella, era quien competía por tomar el control, era ella quién, en ocasiones, lo empujaba a la cama.

—Es que...— dio un paso hacía atrás y se sentó en su cama de sabanas rosas perfectamente ordenada y pulcra, esperando por ser destruida por ambos jóvenes. Sin embargo, hacerlo, no estaba en los planes de Sarada, no esta vez.

El rubio, con los cabellos totalmente alborotados y su chaqueta algo desalineada, se sentó al lado de ella. Logró sentir la incomodidad en la mirada onix de su chica, la conocía a la perfección, cada gesto, cada gruñido, cada suspiro. Incluso sabía cuando ella lo disfrutaba y cuando no tenía ganas de hacerlo, que eran muy pocas a comparación. Las únicas veces que no soportaba ningún beso o caricia era cuando tenía que estudiar para un importantísimo examen o cuando estaba con la regla...

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⏰ Last updated: Jan 22, 2019 ⏰

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