PRÓLOGO

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24 de Diciembre de 1985.

Estados Unidos. New York.
11:45 pm.

Y hasta ahora era imposible sacarte de mi mente, no podía dejar de pensar en ti, me recordabas tanto a un frío y crudo día de invierno, así como lo era hoy.

Daban inicio las vísperas de navidad, era Noche Buena. Podía oír a la gente riendo, los imaginaba felices, de la mano, abrazados ¿Por que tu y yo no pudimos estar así?.

Tome las llaves del Simca 100 que esperaba aparcado frente al edificio. Antes de salir por la puerta principal, jale con brusquedad la chamarra de piel negra del pechero, esa que me habías obsequiado en mi cumpleaños número 17, provocando un desgarre en el cuello de ésta, pero, a este paso ya nada importaba.

Giré sobre mis talones, observé una vez más el apartamento, desordenado, igual que mi vida. Salí dando un fuerte portazo, al llegar al piso principal del edificio Adrián me deseó "La Feliz Navidad", recordé cuando entrabas por ésta puerta, la misma por la que yo saldré justo ahora.

Adrián siempre nos saludaba y tu le respondías con tu mejor sonrisa, esa que mostraba tus blanquecinos dientes. Siempre me dijiste que Adrián te caía bien, que si lo estudiaba con atención me daría cuenta de que tenía perfil de empresario, no de guardia de seguridad de un edificio. Y yo, siempre te decía que a veces los planes cambiaban y el destino te guiaba a otra cosa, otra situación, así como pasó con nosotros.

Amor Inconcluso. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora