Tan dulce como melocotón (judal x lectora)

PARTE 10 "En camino a casa"

Ya era de mañana, el sol iluminaba tu habitación a través de la gran ventana que te proporcionaba una maravillosa vista de casi todo el imperio, los pájaros cantaban en su sonar mañanero, advirtiendo el inicio del día. Tú ya te hallabas levantada al frente del gran espejo que te permitía verte de la cintura para arriba, peinabas sin cuidado tu cabello, parecía que llevabas mucha prisa, pues ese era el día el cual verías después de mucho tiempo a tu familia, te emocionaba pero a la vez te asustaba, solo en pensar aquellas palabras de esa mujer una vez más te ponía la piel como de gallina, no hacía falta cambiarte pues ni siquiera tuviste el cuidado de ponerte la pijama para dormir, así que llevabas las mismas prendas sencillas del día anterior, ya lista diste un suspiro y apoyaste tus manos en el tocador del espejo, bajaste la mirada y tomaste control de tus emociones las cuales estaban totalmente en desorden. Sin embargo no paso mucho tiempo para escuchar una voz a través de la ventana, la cual interrumpió tu momento de meditación.

Molesta giraste la mirada y te encontraste con lo que menos querías ver, abriste tus ojos cual platos y solo diste un paso hacia atrás, apenas de tus labios se escuchó un leve gemido de miedo.

-Por dios... no puede ser posible...-

-¿Por qué pones esa cara niña tonta?- ahí estaba tu "amo" en una alfombra flotante, el cual te sonreía en una forma arrogante, sus ojos mostraban burla.

-¡Judal! ¡¿Qué haces aquí!?- Tus palabras salieron casi con un fuego de irritación, te acercaste quemantemente a tu contrario.

-¿No es obvio? Bueno lo único que puedo decirte es que eres muuuuy lenta para arreglar lo que no tiene remedio~- El muchacho se dejó caer a la alfombra, sentándose con sus piernas cruzadas en la misma, mostrando una mirada aburrida -¿Qué esperas? ¿Qué alguien más venga y te saque a patadas del palacio? Vamos ya, tenemos que irnos... espero que no tardemos mucho...-

-¿Irnos? ¿A qué te refieres?- por un momento te desorientaste, estabas segura que ese día era tu día libre dado por el cuarto príncipe Hakuryuu.

-¿A dónde más? Con tu intento de familia enferma claro esta~-

-No... NO NO NO ¡No puedes ir conmigo!- Protestaste al instante, estabas más que desconcertada y enfadada, eso era un tema serio, no era cualquier cosa para que Judal te siguiera y de paso estropeara las cosas con su actitud.

-¡JAJAJAJAJAJA! Bueno bueno antes que nada recuerda mocosa que yo soy tu amo, dentro y fuera del palacio, así que como tu amo te ordeno que me lleves contigo~ será bastante interesante, más que quedarme aquí sin hacer nada debido a tu ausencia- Este saco su barita y la movió juguetonamente a tu dirección, su infantil y amenazante mirada estaba acompañada por una sonrisa que demostraba superioridad.

-¡¿Qué?! Me reusó a llevarte conmigo- Diste media vuelta y te dirigiste a la puerta de tu habitación que daba con el pasillo principal, entonces al casi tomar la manija de la puerta, el pelinegro soltó una carcajada y lanzo un rayo a la misma puerta, así congelándola por completo. Quedaste paralizada por el repentino acto, solo volteaste la mirada rápidamente haciendo fuerza en tu mandíbula para así apretar tus dientes uno contra el otro, la rabia te invadía pero no podías hacer nada más, lo cual Judal lo sabía a la perfección, así que de una forma infantil el azabache dio pequeñas palmaditas a su costado, haciéndote un lugar, el cual tú le miraste de mala gana, suspiraste y al final aceptaste su oferta, o más bien su orden.

El palacio era un gran territorio el cual mostraba la imponencia del mismo imperio, desde una vista aérea era bastante hermoso, tu asomabas la cabeza por curiosidad y veías los grandes jardines que adornaban tu vista, por un momento olvidaste por que estabas ahí, entonces un sonido te desconcentro, al girar tu mirada al magi este estaba poniéndose un manto color carmín en su cuello, el cual ocultaba su marcado abdomen, entonces el joven te miro indiferente y te pregunto.