One-Shot Armin x Sucrette x Alexy

OneShot Armin x Su x Alexy.

Ayuda.

Eso era lo que necesitaba en esos momentos.

Era peor que una guerra.

¡Era ir de compras con Alexy y un refunfuñante Armin!

¡Ayuda, Dios!

Alexy me empujó a los vestidores y Armin sólo se quedó sentado en los sofás de fuera, esperando que acabáramos nuestro numerito de ropa, jugando a la PsP.

Sentía tanta envidia por él...

El de cabello azul comenzó a desnudar.

-¡Eh! ¡Tranquilo!

Él hizo un puchero y dejó toda la ropa que había cogido en las perchas. Me fui desnudando lentamente, algo dubitativa. Alexy era gay, pero nunca me había visto en ropa interior. Nadie, mejor dicho, lo había hecho. Y él menos porque... en fin, ¡era gay, vale! Pero... ¿por qué sentía mariposas en mi estómago a su lado? Me sentía mal por Violeta, también.

Él se me quedó mirando una vez quedé en sujetador.

-¿Qué?

-La cosa esa –cubrió sus ojos con una mano-, o sea, qué asco, pero te lo tienes que quitar –a ciegas, tanteó la ropa para sacar un conjunto de lencería precioso.

-¿Por qué? Si no tengo ni novio –bufé.

Se encogió de hombros y le hice caso. Vigilé que no mirara y le di la espalda, comenzando a desnudarme. Cogí la ropa interior y me la coloqué. Elevé la mirada al espejo y pude ver gracias al reflejo que Alexy no estaba tan... cegado como creía. Me estaba mirando tan fijamente el trasero que ni se había dado cuenta de que el reflejo lo delataba.

Hice una mueca y me acomodé el tanga que me había dado.

-Voy a girarme, no mires...

Él volvió a fingir que se cubría los ojos.

-¿Para qué voy a mirar eso?

"Buena pregunta", pensé.

-¿Cómo me queda?

Él destapó sus ojos y me analizó de arriba abajo.

-Hm... para ser una chica no está mal, supongo. ¿Estas no molestan? –con el dedo índice, picó mi pecho, y yo me sonrojé considerablemente.

-Hm... no... Además... son, esto... blanditas.

-¿Hm? ¿De verdad? La verdad es que no son muy grandes –admitió.

-Ah, gracias... -lo fulminé con la mirada, haciendo muecas. Él rió levemente.

-Me caben en la mano –afirmó y lo comprobó, tomando el seno izquierdo entre su gran palma.

-¡A-Alex..! –me hizo una mueca de silencio con el dedo índice y se pegó a mí. Me colocó contra la pared, acariciando mi pecho, colando los dedos por debajo del sujetador.

Su rostro estaba enrojecido y miraba con expectación mi cuerpo. Para él, era nuevo.

-¿Qué hac...? –me calló. Con un beso.

-No lo sé... -admitió con vergüenza- Sólo no... no hables –soltó un sonido algo ronco, demasiado para ser del tierno y dulce Alexy, era mucho más masculino.

Mi corazón iba a mil, y estaba segura de que él lo podía notar en su palma. Bajó las tiras de mi sujetador con lentitud y dejó al descubierto mis pechos. Tenía una sonrisa en su rostro, pequeña y enternecedora.

-¿Q-qué pasa...?

-Realmente me caben en la mano... son tan lindos y tiernos... -lamió mi pezón y me estremecí- No son duros y planos como en un hombre –parecía estar comparando y, por su mirada, los de la mujer ganaban.