Prólogo

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Prólogo

Un sonido no muy agradable llego a la sala de la pequeña cabaña que habíamos alquilado para el verano. Honestamente tuve la intención de pararme, pero no lo hice al ver que Sophie ya se estaba dirigiendo a ver lo que sucedía, así que decidí seguir viendo la televisión recostada en el gran sillón.

Un pequeño grito de sorpresa alarmó a todas, pero lo ignoré.

—Dios mío chicas —la rubia entraba nuevamente a la sala donde estábamos todas, cada una por su lugar—, tienen que ver esto.

Todas se levantaron inmediatamente menos yo, este capítulo estaba muy interesante para perdérmelo. Sentí una mirada sobre mí y supe rápidamente que era Christie, una pelirroja que cumplía los estereotipos del mal humor.

—¡Heather! —farfulló—, debe ser algo importante y tu estas ahí acostadita viendo un estúpido programa de televisión.

—En primer lugar, no es estúpido —me volteé para mirarla—, y en segundo lugar estoy muy segura de que podrán solas. Fuerza amiga.

Fingí una sonrisa amable y tuve ganas de reírme en su cara, pero eso solo empeoraría las cosas, así que volví mi mirada hacia el televisor mientras Christie se alejaba enojada.  Escuché como todas volvían a lanzar otro gritito al igual que lo había hecho Sophie, esta vez la curiosidad llegó a mí. ¿Qué había allá afuera? Me estaba levantando del sofá cuando Jenny me llamó.

—Ojalá que valga la pena —murmuro mientras camino a donde estaban todas aglomeradas.

Sophie y Jenny estaban afuera mientras Christie y Lauren se apoyaban en el marco de la puerta obstruyéndome la vista de lo que causaba tal controversia. Unos segundos después en los que yo estaba atrás en el limbo de la curiosidad, Christie y Lauren salieron dejándome la vista libre. Lo primero que vi fue vómito.  La asquerosa mezcla de alimentos y lo que sea, formaba un charco verde en la parte delantera de la cabaña. Mis ojos se movieron a la derecha donde había alguien agachado ocultando su rostro de mi vista. Era un chico, con cabello castaño, había algo extrañamente familiar en él, desde su espalda con esa camisa blanca con letras negras hasta su cabello. Lentamente levanto su cabeza y pude ver quien era. No podía ser.

Obviamente nadie más lo reconocía, ninguna de las presentes estudiaba conmigo. Así que no podían saber que Cole Hastings, el chico de oro, estaba en la puerta de nuestra cabaña.

Jenny se agachó hasta el chico.

—Hey, ¿estas bien? —preguntó al chico.

Cole asintió y tuvo un intento fallido de levantarse, Jenny y Lauren lo ayudaron a ponerse de pie. Ahora estaba parado y tambaleándose.

—No está bien —dije—, está borracho.

Mi voz llamó la atención de todos, puesto que no había hecho o dicho nada desde que llegué. Todas me miraron y Cole también, éste aún borracho pareció reconocerme de alguna parte.

—¿Q-qué? —Cole parecía muy confundido.

—Heather Weiss —hice un saludo militar hacia él—. Eres Cole Hastings, por si no te acuerdas.

—Espera, ¿qué? —preguntó Lauren—, ¿lo conoces?

—Estudia conmigo, es el chico de oro de Kells High —hice una mueca, mofándome del chico de oro. Chico de oro, suena estúpido como sea o donde sea que lo oigas.

Realmente Cole y yo no tenemos historia. Cero, nada, nulo. Pero, ¿quién no conoce a Cole Hastings? Es todo lo que un colegio tiene. Un cliché. Deportista, sociable, fiestero, rompecorazones. Así que no tiene nada interesante. Sabemos como termina su historia, conocerá una chica linda que lo cambie. Lástima que no existen las chicas lindas.

—¿Terminaste de vomitar ya? —Pregunté arqueando una ceja, luego me di cuenta de la expresión de su rostro indicaba que lo haría de nuevo—. Vomitas de nuevo y te lo tragas.

Estoy segura que lo tomo como una broma por que lo hizo de nuevo.

—¡Mierda, Cole! —exclamé, el charco crecía y salpicaba por todas partes—. ¡Christie trae un balde, algo!

Christie entró rápidamente,  Lauren fue detrás de ella. Las dos regresaron, Christie con un balde y Lauren con un trapero. Al verlas Cole se limpió la boca con el dorso de la mano. Hizo una mueca rara que interpreté con un intento fallido de sonrisa seductora y luego habló:

—Bonitos pijamas, chicas.

Observé como todas se sonrojaban y ahora era yo la que iba a vomitar. ¡Él estaba vomitando hace un minuto, su vómito seguía en el suelo! ¡Y ellas se estaban sonrojando por que este idiota las vio en pijamas!

—Todas, a la cabaña, ahora —exigí.

—¿Heather, no lo vas a dejar a fuera o sí? —preguntó Sophie.

—No, pero él limpiara su vómito, ahora entren.

Hicieron caso y entraron, inmediatamente dirigí mi mirada hacia él.

—¿Querías tiempo a solas conmigo? Solo tenías que preguntarlo.

En serio debería dejar de intentar sonreír.

—Borracho y aún más estúpido.

—¿Estúpido? ¿Quién te c-crees que eres? —su voz sonaba graciosa, parecía confundir las palabras.

—Tu asesora de limpieza —cogí la escoba y el recogedor y se los extendí.

—¿Esperas que yo limpie? Estoy imposibilitado.

—¿Imposibilitado de que? Además es TÚ vomito.

Camino hacia la puerta y luego me giro para verlo nuevamente.

—Empieza a limpiar, si no esta será la portada del Summer Book —sacó rápidamente mi celular y le tomo una foto, donde se lo ve con el trapero en mano y el charco de vomito a su lado.

Entro a la cabaña dejándolo confundido y empiezo a imaginar como sería si esa fuera la foto del Summer Book. El Summer Book no es nada más que una “magnífica” idea creada por un grupo de idiotas. Consta en recopilar todas las fotos del verano de cada estudiante para así formar un libro donde todos los estudiantes pueden compartir sus experiencias del verano.

Realidades del Summer Book:

·         Obviamente no salen todos los estudiantes.

·         La mayoría de fotos son de los ‘populares’.

·         Curiosamente fue idea de ellos.

Así que obviamente Cole va a salir. Y si Cole no quiere ser galardonado con la foto más embarazosa, tendrá que dejar el suelo muy, muy brillante.

Voy a la cocina, cojo otro balde y lo lleno con agua. Cuando salgo de la cocina las chicas me están mirando expectativamente.  

—¿Qué? —pregunto.

—¿Así son todos los alumnos de tu secundaria? —Sophie lanza un suspiro.

—¿Idiotas y borrachos? —miro a todas—, si.

—No, sexys y masculinos.

—Oh, dios mío. ¿Encuentras masculino a un hombre vomitar? Necesitas ayuda, amiga.

Las dejo con la palabra en la boca y me apresuro en salir al oír otras arcadas, bien tal vez no debo ser dura con un chico que esta vomitando, aunque sea el idiota número 1°, así que me calmo.

—Bien, Cole, puedes ir adentro, yo limpiaré tu desastre —ruedo mis ojos.

—Gracias—responde con el tonito típico de los ebrios—, y por favor no pongas esa foto en el libro, soy lo suficientemente miserable.

Asiento con la cabeza y el se tambalea hasta la puerta, lo dejo pasar y me pregunto que estupidez habrá hecho ahora.

Por que si de algo estoy segura es que Cole Hastings hace muchas estupideces, como vomitar en mi cabaña, intentar seducir a mis amigas…

Y, ¿quién sabe?, quizás hará muchas estupideces más en el futuro.

Tal vez más de las que me espero.

Heaven, Hell, HeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora