Tributo del Distrito 12

8

Effie viene a llamarme, es hora de la cena. Me levanto con Chease de la cama y salgo tras de ella. Haymitch y Jason están ahí, al igual que Blakely y Leila. Nos sentamos y comenzamos a cenar.

Chease come gustosamente del plato que el Avox le ha traído, se nota que le encanta esta comida, me da pena pensar en que comerá después de los el pase conmigo en la arena. Haymitch toma la palabra para iniciar con el interrogatorio respecto a la sesión con los Vigilantes.
—¿Y bien? ¿Qué fue lo que hicieron?
Jason y yo intercambiamos miradas.
—Tu primero le digo.
Asiente.
—Bueno, al principio no sabia, pero me decidí por las lanzas y los cuchillos, también arroje varios objetos pesados.
—Nada mal Jason —comenta Blakely con una sonrisa.
—¿Y tu Riley? —pregunta Leila.
—Tiro con arco y lanzamiento de cuchillos —respondo.
—¿Y? —inquiere Haymitch arqueando ambas cejas y reprimiendo una sonrisa.
—Todos en el blanco, tiros limpios y sin titubear —digo sonriendo con altanería.
Blakely, Leila y Effie chillán de emoción.
—Muy bien preciosa —felicita Haymitch—. Ambos lo hicieron bien, ahora sólo falta ver sus puntuaciones.
Y con eso seguimos concentrados en la cena. Blakely hace varios comentarios y algunas veces trata de bromear. Jason parece más tranquilo que hace un rato, y Haymitch sorprendentemente esta sobrio.

Al terminar, vamos a la sala donde Leila enciende el televisor y comienzan la transmisión de las puntuaciones, como siempre, primero Distrito 1, el chico llamado Baruk, obtiene un diez. Su compañera un ocho, el del dos obtiene un diez y la chica nueve. Lena del cuatro obtiene un ocho y su compañero siete, los hermanos del siete obtienen seis. El chico monstruoso del diez, cuyo nombres es Blake, saca un ocho. Los demás distritos sacan entre seis y cinco. Hasta que llegan al 12, el rostro de Jason aparece y su puntuación es de siete. Todos lo felicitamos, pues para ser nuestro distrito es una buena puntuación. Entonces mi cara aparece, estoy a punto de hacerme daño en las palmas de las manos a causa de estar enterrando las uñas, cuando sale un número: nueve.

Permanezco atónita sin poder creer lo que veo. Entonces oigo los chillidos de felicidad de Effie y Blakely.
—¡No puede ser! ¡Es fantástico Riley!
Salgo de mi aturdimiento parpadeando un par de veces mirando los rostros alegres de los tres capitolinos. Jason también se acerca y me felicita.
—¿Pero como puede ser eso posible? —pregunto asombrada.
—Supongo que les encanto tu habilidad con el arco, no es normal que un tributo del 12 muestre que puede ser letal —responde Haymitch.
—¿Letal?
—Si preciosa, letal.
—¡Debo preparar tu atuendo para la entrevista! —chilla Blakely emocionado.
—¿A qué te refieres Haymitch?
—¡Oh Riley está más que claro! —interviene Effie—. Que este año, los tributos del Distrito 12 no son como todos los años. Sino que están entre las probabilidades de dar una sorpresa ¡y principalmente tu!
—¡Las apuestas subirán! —exclama Leila.
—¿Las apuestas? —preguntamos Jason y yo al unísono.
—¡Sí! —chilla Leila.
Volteo a ver a Haymitch con una ceja enarcada.
—Se hacen apuestas para ver a quienes consideran que llegarán a la ronda final de la arena y posicionan a sus favoritos, por el momento preciosa, tu aparición junto al can te ha conseguido un buen puesto.
—Supongo que en eso tengo suerte.
—Pero —aclara—. Nunca nos dejamos guiar por las apuestas y esas cosas, eso sólo sirve para atraer patrocinadores.
—Y estoy segura de que te irá bien con eso —concluye Effie.
Blakely y Leila se ponen a hablar sobre los vestuarios para las entrevistas, Effie va con ellos y entonces la sala se llena de voces chillonas. Haymitch rueda los ojos y toma de una copa.
—Ahora vayan los dos a dormir —nos dice—. Mañana será un día ocupado —él también se va con la copa en la mano. Caminamos por el pasillo hasta las habitaciones en silencio, al llegar a la puerta de la habitación de Jason él se detiene y habla.
—Felicidades Riley, tendrás patrocinadores.
—Tu también los tendrás —replico.
—Pero no como tu.
—Jason, ya te dije que haré lo necesario para sacarte de ahí, así que esos patrocinadores nos servirán a ambos.
—Como digas —responde afligido.
Suspiro pesadamente mientras lo miro, el chico no puede darse por vencido tan rápido.
—Que descanses Riley —se despide antes de entrar a su habitación.