ᴄʜᴏϙᴜᴇ ᴅᴇ ᴍᴜɴᴅᴏs《ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ》(Terminada)

° (14) Truenos °

Narra Karol

<< No pienses en eso >>

Me repito mientras encojo mis piernas y me abrazo a mi misma, meto mi cabeza en el pequeño hueco que había. 

Desde la llegada que tuvimos el día parecía ser un día triste primero la lluvia y ahora los truenos, aquello no impidió que fuera un día interesante, el beso que tuve con Ruggero fue algo realmente inesperado pero lindo. No estoy segura si estoy confundiendo todo porque él es la única persona que me acepta y se arriesgo conmigo o porque de verdad estoy empezando a sentir algo por él. 

Me sobresalto al escuchar otro trueno y mis ojos empiezan a cristalizarse.

<< No pienses en eso >>

Vuelvo a repetirme mentalmente. No puedo permitir que los recuerdos me derrumben.

—Tranquila Karol—susurraba tratando de tranquilizar mi respiración y tragando duramente el nudo de mi garganta.

Un trueno que provoca la caída de una rama del árbol hace que me coloque mis pantuflas, mientras algunas lágrimas se me escapaban. 

<< No puedes ir con él. No debe volver a pasar lo que paso >>

El cuerpo me temblaba, luego de seguir debatiendo un rato más con mi mente no aguante más y voy hacia su puerta. Estaba nerviosa, limpio mis lágrimas. 

Nadie abre la puerta. Vuelvo a tocar y nada. Miro mi reloj de mano.

"12:55 a.m"

Debe estar durmiendo y solo por mi estúpido trauma a los truenos no lo puedo levantar. Me doy media vuelta dispuesta a marcharme.

—¿Karol?—su voz ronca me hace voltear.

Estaba tallándose los ojos y un bostezo sale de su boca. 

—Yo...— no sabia que decir.

Un trueno más produce que la luz se vaya lo que me hace abrazarlo y esconder mi cara en su cuello, inevitablemente mi cuerpo empieza a temblar.

—Tranquila—susurra acariciando mi espalda— ¿no puedes dormir sola cierto?—niego sintiendo como mis ojos empezaban a picar—dormirás en mi cama y yo dormiré en el sofá de al lado—susurra.

Nos separamos, no podía verlo, por lo que me empiezo a asustarme cuando no lo siento cerca. Una lágrima resbala por mi mejilla, luego de unos minutos siento su mano entrelazar la mía. Me hace entrar cerrando la puerta detrás de él. Acomoda su cama sin soltarme la mano.

—Acuéstate ojitos— susurra en mi oído.

—¿Puedes dormir conmigo?—susurro cuando me arropa.

—¿Estas segura Karol?—acaricia mi mejilla.

Otro trueno, cierro los ojos sintiendo las lágrimas, asiento rápidamente.

—Si— me limito a decir.

Tras terminar de arroparme se va al otro extremo de la cama y se echa.

—Buenas noches ojitos—susurra, sonrió y le doy la espalda.

—Buenas noches Ruggerito—susurro.

Los truenos no paraban y aunque tuviera compañía el miedo no se iba. Mi cuerpo no podía evitar temblar, al igual que algunas lágrimas resbalaban por mi mejilla. Aquel amargo recuerdo se hizo presente.