[Capítulo Único]

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Era una hermosa tarde de verano, el sol brillaba resplandeciente y las nubes se negaban a opacar de alguna forma la brillante luz que atacaba incesante.

Baekhyun, un joven que no sobrepasaba la tierna edad de 12 años, puedo sentir el gran tiempo que se presentaba. Maravillado, dejó lugar en sí mismo para que el deseo de disfrutar de un buen día lo llenase por completo.

Corrió por las escaleras en dirección a su habitación, de vez en cuando dando unos pequeños tropezones e ignorando los cuadros perfectamente alineados que se posicionaban en las paredes con un orden impecable e imperturbable.

A penas cruzó la puerta de su cuarto con entusiasmo acumulado, buscó a tientas su teléfono, marcando aquel número que se sabía de memoria, el número del dueño de la voz de quien tanto apreciaba. Al otro lado de la línea, una voz cálida le recibió, el inconfundible tono de su mejor amigo.

— ¡Minseok! ¿Ya lo has visto? ¡He podido sentir como el sol me pegaba en la cara incluso con el cristal de la ventana de por medio! — habló con alegría, consiente de que quién recibía sus palabras era alguien dispuesto a escucharlo cada vez que el pequeño rubio así lo desease — Entonces, he pensado que quizás podríamos dar un paseo... Tal vez... ¡Un parque de diversiones! — Casi gritó, y aún así sentía que había contenido la mayor parte de su original entusiasmo.

— Baekkie... Ya sabes que amaría decirte que sí, pero ¡Tengo 15 años, soy un hombre ocupado! — exclamó infantilmente, acompañando su comentario con una risa juguetona al final.

— Hyung — respondió repentinamente serio y renuente a creer sus palabras — Puedo escuchar la consola de fondo, y conociéndote, sé que lo más probable es que tengas a tu lado palomitas y refresco. Así que basta de excusas, ahora te callas, te bañas y te vistes ¿Me oyes? Luego te diriges a mi casa y me llevarás al parque de diversiones. — objetó decidido y colgó sin darle oportunidad al contrario de refutarle algo.

Dado que Minseok realmente no tenía otra opción, terminó acompañando al menor al parque de atracciones.

— Hyung — habló mientras que con la mirada trataba de buscar su rostro y sostenía fuertemente su mano — Puedo oler algodón de azúcar ¿Me comprarías uno?

El más alto rodó los ojos con una pizca de fastidio en ellos, pero de todas formas, en el fondo sabía que amaba consentir al menor.

Me gustaría poder complacerte aún.

Se acercó a una pequeña banca instalada en el lugar y se detuvo frente a esta, logrando que Baekhyun se sentara y soltase el cálido agarre de sus manos.

Debí escoger otro lugar.

— Quédate aquí ¿Si? Iré por tu algodón de azúcar y volveré en seguida. No te muevas ¿Vale?

Solo un completo idiota dejaría a un tesoro al alcance de las sucias manos del mundo.

Baekhyun solo asintió un tanto inseguro.

Dejó de escuchar la bella voz del castaño, por lo que supuso que ya se encontraba en busca de su delicioso capricho.

Comenzó a escuchar con más detenimiento los sonidos que su entorno le ofrecía, queriendo adaptarse un poco al bullicioso lugar. Su desarrollada audición logró captar las risas de las personas rebosantes de alegría, los gritos de emoción que se perdían en el viento, provenientes de quienes se encontraban montando los juegos mecánicos, la melodiosa voz de una pequeña niña escogiendo el color de su helado.

Verde, ¿Cómo sería aquel color? A Baekhyun, cuando preguntó, le explicaron tiernamente que el verde era el encargado de representar la esperanza, razón por la cual incluso si el pequeño no podía ver el color, no le había costado nada catalogarlo como su favorito. Imaginó también, que el color estaba relacionado con Minseok, pues el castaño fue y es su esperanza. Fue quien logró comprenderlo sin necesidad de palabras, quien no dudó en brindarle su apoyo con dulces palabras de aliento cargadas de amor cuando sentía su mundo desfallecer.

Por eso Baekhyun insistía en que Minseok era de color verde, aunque todos se lo negasen, esto era ya una realidad para en de rubios y sedosos cabellos.

Sus oídos siguieron atendiendo a los ruidos de su alrededor, los pasos múltiples, el sonido de las atracciones indicando su funcionamiento, y voces... Voces que le advirtieron que no emitiera ningún sonido, o de lo contrario acabaría muerto.

A pesar de no ver sus rostros, o más concretamente no ver nada, aún lograba distinguir las voces frías y llenas de maldad que le provocaban incesantes escalofríos. El terror y el pánico lo invadieron al instante, lo suficientemente rápido como para dejarlo en shock, y recuperarse demasiado tarde, dándose cuenta por el sonido y los movimientos que se encontraba en un vehículo, siendo apartado de la persona que más amaba.

— Pues me ha costado más caro de lo que creía, esta vez deberás pagar-

Se detuvo repentinamente al notar la ausencia del menor.

Lo siguiente fueron gritos de desesperación, lágrimas que inundaron su rostro marcado por una expresión amarga que se había instalado sin su consentimiento.

Su pecho se llenó de una asquerosa sensación de ahogo y su garganta se cerró ante la devastadora imagen de su pequeño niño siendo ingresado a la fuerza en una lujosa camioneta.

Arrepentimiento.

Estaba total y completamente envuelto en el agrio arrepentimiento por no poder evitar que lo apartaran de su lado, por no lograr que la persona que más amaba se quedase junto a él.

Incluso con el cruel pasar de los años nunca lograré perder la imagen mental de mi adorable niño de vista perdida y sentimientos puros e inocentes. Simplemente llevaré tu hermosa sonrisa conmigo por siempre, incluso cuando tus restos están en la profundidad de la tierra, siempre desearé que te hubieses quedado conmigo.

Stay Here |XiuBaek/BaekMin| [OneShot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora