Dia 4
Había sido una mañana muy tranquila, para Elsa, en la mañana el médico se la había pasado preguntándole cualquier tipo de cosas, mas bien recuerdos, no había avanzado en nada, su memoria seguía como una hoja en blanco. Es extraño despertar un día sin saber quien eres, o que haces en ese lugar, te sientes demasiado confundido. Y así era como me sentía, una mezcla de sentimientos, que se arremolinaban en su interior. Si nunca recuperaba su memoria, ¿Qué podría ser lo peor que pasara?. Tenia que intentarlo, recordar todo, su niñez, adolescencia, y el ¿por qué está en este lugar? . Lo único que sabía, porque Hans y el rey se lo habían dicho era:
1. Era reina de un lugar llamado Arendell, en total un reino al que ni siquiera se acordaba.
2. Tenia poderes, algo que la primera vez casi le hace desmayarse del susto, pero al parecer los sabía controlar.
Eso era todo lo que le habían dicho. Solo había logrado recordar algo, mejor dicho escucharlo, como una voz de un recuerdo lejano, ese nombre que le daba tanta curiosidad saber, "Anna", no sabía quien era, pero sentía que conllevaba una gran importancia para ella.
En toda la mañana no había encontrado ni rastro de Hans, no había preguntado por él, pues cuando lo hacía los sirvientes del castillo, la miraban como si le faltara coherencia para hacer esa pregunta, ¿Acaso ocurría algo malo con él ?, igual, si era así, le alegraba que este junto con ella, el le daba una tranquilidad, como que siempre estaría a salvo con él.
Se acercó a la ventana, la mañana era muy hermosa, el sol entraba, filtrando sus rayos en la habitación, se oían las risas de los niños, y el viento golpear contra la ventana. Desde la ventana, había una linda vista que daba justo al jardín del palacio, que relucía con varios árboles y flores, cada una de diferentes colores, cada una era especial. Guió su vista hasta un cerezo, debajo de él había alguien, un pelirrojo, era Hans. Elsa le sonrió. Y Hans le devolvió la sonrisa. Salió de la habitación casi corriendo. Sin fijarse ,de lo que había en el camino. Camino por uno de los pasillos con la mirada perdida y chocó contra una persona, o contra algunas personas.¿Tenía que pasarle esto?.
-¿Reina Elsa!?
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Descansando bajo uno de los cerezos Hans, descansaba, sumido en sus pensamientos. Se encontraba demasiado confuso, exactamente no podía describir lo que estaba sintiendo. Le costaba mucho pensarlo claramente. Esa palabra. Que jamás la había usado, parecía comenzar a hacerse presente. ¿Estaba enamorado?, no podía ser posible, estaba enamorado de Elsa. De la persona que alguna vez intentó matar , no, no era cierto, tanto tiempo con ella lo estaba confundiendo. Sería mejor que se alejara un poco de ella, no quería lastimarla.
Dirigió su vista arriba, donde se encontraba su habitación, Elsa lo estaba mirando. Hans le dirigió una sonrisa. Estaba decidido iba hablar con ella, le iba a decir toda la verdad, de quién era en realidad. Se paró, con la ayuda del árbol. Y entro en el castillo.
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-¿Majestad es usted?- preguntó uno de los señores que estaban ahí.
-Todos pensábamos que estaba muerta- dijo otro.
-Yo...no...- balbuceo Elsa. Quién se supone que son ellos, parecían los embajadores que Jhon, había nombrado.
-¿A quién dejó acargo de Arendell?-
-¿Por qué se encuentra aquí?- preguntó uno que parecía ser el embajador de Francia.
-¿Aceptó la carta del rey Jhon?
Estos hombres, la estaban llenando de preguntas, que nisiquiera sabia como contestarlas. ¿Que se supone que debe de decir?. Si seguían así, por el amor de Dios, los iba a congelar vivos.
-¿Va a tomar compasión con el príncipe Hans?- Esa pregunta le llamó la atención.
-¿Como? compasión de que?- De que estaban hablando.
Los embajadores se miraron, entre sí. -Usted ya sabe, por lo que el príncipe casi...-
Hans entró corriendo, desesperadamente, en el salón. Justo a tiempo. -Esperen- Dijo poniendo su mano delante de ellos. Alado de Elsa.
A los hombres eso les llamó mucho la atención. Como podía hacer eso, cuando se encontraba con alguien que tenía la capacidad de mandarlo a la horca, tan solo con decirlo.
-No, se lo que esten pensando, pero tenemos un problema- Intentó explicar Hans.
-¿Majestad, se encuentra bien usted ?- Preguntó uno de los hombre ignorando a Hans.
-De eso mismo les quiero hablar, en este momento, la reina no se encuentra en condiciones actuales para hablar-
-¿De que esta hablando?-
-La reina Elsa perdió la memoria, completamente, no recuerda absolutamente nada-
-Él dice la verdad, no tengo ni la mayor idea de quienes son ustedes- Dijo, intentando apoyar a Hans.
Hubo un breve silencio, como si el tiempo se hubiera congelado. Todas las miradas estaban encima de Elsa. Parecía que estuvieran consumidos, en una desesperación para saber lo que estaba pasando. Algo que sentía que había pasado alguna vez.
Hans la agarró del brazo y la jalo, despacio. -Nosotros ya nos vamos, mucho gusto en haberlos saludado- Se despidió saliendo de la sala.
En cuanto los embajadores, pisaran tierra en sus respectivos reinos, la noticia que la reina había perdido la memoria se extendería mas rápido que una epidemia. Pero eso no importaba ahora.
Ya en la habitación, Elsa preguntó : - ¿De que condena me estaban hablando? sabes tu sobre eso, me dirigieron algo de darte compasión a ti?-
Ahora si, no sabia que responder, su mente maquinó lo más rápidamente para poderle dar una respuesta lógica. - No creo, que hayan dicho eso, tu mente te esta jugando bromas. -Eso fue lo único que se le ocurrió, solo esperaba que se lo creyera.
-Bueno, eso no tiene importancia- Tenia algo más importante que preguntar- ¿Sabes quién es Anna?-
Los ojos de Hans se abrieron sorprendidos- No, no lo sé- Mintió.
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