La Escritora de Wattpad

XIV: La despedida

Narra Christopher.

Las últimas dos semanas habían sido lo mejor del mundo. Con Naomi habíamos pasado los mejores días, cumpliendo cada punto en la lista de actividades de novios de Naomi. Vimos películas, nos besamos por horas, fuimos a una montaña rusa... Hasta confesamos en clase nuestras identidades y todo. Naomi se adaptaba a la atención, pero no era su cosa favorita. Sin embargo, había llegado la hora y solo nos quedaba un punto en la lista de pendientes: ser su acompañante en el casamiento de su mamá.

Aggie y Jay habían sido los mejores amigos del mundo también, y hasta resultaron ser las peores influencias del mundo. Robamos comida de la cocina, dibujamos el auto del insoportable profesor de matemática y hasta le pusimos polvo pica pica a un chico que habló mal de Silver Bloom. Pero bueno, volvamos al casamiento.

La ceremonia había sido linda, y la fiesta era espectacular. Cuando ya quedaban pocas personas, escuché un lento que ya conocíamos sonar en los parlantes y tomé la mano de Naomi.

  —¿Un último baile, Bloom? —le pregunté, tendiéndole la mano. Ella sonrió y apoyó la suya encima para posteriormente dirigirnos a la pista de baile.

—Te voy a extrañar, Chris —me confesó ella en un susurro.

—Yo más, Naomi —le aseguré.

Seguimos bailando en silencio un rato más, y cuando terminó la fiesta ella me acompañó a casa. Había convencido a mis papás de quedarnos hasta hoy para poder ir al casamiento de la mamá de Naomi, pero ya teníamos que irnos. Cuando llegamos a la puerta, Naomi agarró mi mano y depositó algo sobre ella. Una cadena.

—Una amiga de Wattpad lo llama La Cadena Infinita. Tal vez tengamos otra chance más adelante, Chris; no lo sé. Lo que sí sé es que te voy a recordar infinitamente, y la cadena hará que tampoco me olvides. Sé feliz, Chris. Y hablame, al menos por Wattpad; aunque sea una vez a la semana. ¿Amigos? —me propuso.

  —Amigos —contesté antes de posar mis labios sobre los suyos en un dulce beso. Nos separamos y me sonrió mientras las lágrimas caían por nuestras mejillas.

—No es un adiós, es un hasta pronto —logró decir ella.

—Hasta pronto, Silver Bloom —me despedí.

—Hasta pronto, Blue Feelings — me contestó ella antes de que abrieran la puerta de mi casa y ella se esfumara.

—Ay, cielo —susurró mi mamá al verme con las lágrimas cayendo antes de envolverme en sus brazos y dejarme llorar libremente. Descargué todo lo que sentía. Grité, sollocé y susurré su nombre una y otra vez. Mamá miraba a papá, papá me miraba y yo solo lloraba.

—Lo lamento muchísimo, hijo; de verdad —dijo él antes de agacharse a mi lado y envolverme en sus brazos. Sollocé aún más fuerte y él me miró, sabiendo lo que sentía: un corazón roto. Mi primer corazón roto. Y, en el fondo, sabía que nunca lograría superar a Naomi Arraxtre, no importaba qué tan fuerte lo intentara.