Hug me »Larry Stylinson

Mi corazón latía desbocado, no sentía las piernas y mordía mis labios perforados con el percing de hace años, cuyo objeto lo había puesto en una noche de rebeldía y coraje. Sus grandes ojos expectantes color jade me miraban como sí fiera su mundo entero, que yo fuese una clase de ser extraordinario que todo lo curara y fuera lo más hermoso jamás visto por él. Vaciló antes de volver su mirada a mis ojos oscuros por inercia y deseo, y lo peor es que no sabía porqué. Harry era la cosita más bonita y caliente que jamás conocí. Las flores en su cabeza lo hacían ver marica, claro que sí, pero a la vez lo más hermoso e inocente que jamás observaron mis ojos.

Mordió su labio con inseguridad y tuve que apretar mi boca para no soltar algún sonido involuntario y obsceno, un gemido. Harry también era la persona más cabezota y terca, lo había tratado de la mierda, pero él aún seguía ahí como sí no le hubiese hecho nada, pero no era así. Lo había humillado, denigrado, insultado, lastimado, y subestimado de la forma más cruel, pero él aún decía que quería ser mi amigo, algo parecido a un confidente, a la única persona que me ha apoyado. Yo sólo llevaba tres semanas de conocerlo.

Tres semanas de amanecer y verlo al extremo de mi ventana, de oírlo tartamudear y impregnando mis fosas nasales de ese exquisito olor a flores, rosas para ser exactos. Recordé perfectamente el día en que le grité cosas horribles que no me gustaría que me gritaran a mí, pero aún así lo hice, y aún Harry seguía ahí. Estaba jodido, pero él no se alejaba. Sus pies descalzos mostraron sus dedos, viendo como eran estrujados entre sí, levanté la vista y Harry tenía la cabeza baja, y apunto de llorar. Una punzada increíblemente fuerte atravesara hasta mi estómago y un gran nudo en mi garganta se formara.

—¿Qué sucede Harry?— lo llamé con la voz temblorosa apenas, él sólo soltó un suspiro entrecortado. Me tensé en cuanto no me respondió, y así pasaron segundos, minutos sin una respuesta.

—¿P-p-puedo abrazarte hasta que me q-quede dormido? —tartamudeó torpemente, com las mejillas teñidas de rojo, como las cerezas. Solté un suspiro, aliviado. Harry a veces era bastante exagerado, pero malditamente adorable y dulce. Sollozó y me aproximé a tomar sus pequeños brazos blanquitos como un copo de nieve entre mis manos rasposas, haciendo un pequeño masaje.

—¿Porqué lloras, bebé? —las palabras cariñosas salieron de mi boca sin poderlo controlar, y me di unas palmadas en la espalda de lo orgulloso de lo marica que soy. Yo no era gay, jamás lo sería, mucho menos por Harry, solo el tiempo lo decidirá. Limpió sus pequeñas lágrimas con delicadeza y me miró a los ojos.

—¿Louis? -ahora él me llamó suavemente, tomando mi cuello entre sus pequeñas, suaves, y cálidas manos —Abrázame f-fuerte y nunca te vayas. N-nunca lo hagas.