Curiosidad

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Bien dice el dicho: "la curiosidad mató al gato" pero la contra repuesta: el gato murió sabiendo.
Esas palabras paseaban por mi mente mientras yo navegaba en la red, los temas del Spanking siempre me habían interesado y usualmente en mis tiempos libres, a escondidas, leía relatos y visitaba todos los blogs posibles que hablaran sobre el tema. Me encantaba. Era una obsesión, mi obsesión oculta.
Siempre leía de ese tipo de cosas pero nunca fui yo la protagonista, y muy en el fondo deseaba serlo, saber que se sentía que alguien me pusiera sobre sus rodillas y empezara a darme de nalgadas. Pero más me excitaba el pensar que vería como poco a poco posa sus manos sobre la hebilla del cinturón, lo desabrocha y lo va sacando... ¡Dios! Me mataba.
«No quería un príncipe en mi vida, por lo menos no un príncipe como los cuentos de hadas. Quería un Amo. Alguien que me diera la contraria y me obligara a obedecerlo a base de castigos»

Que ironía. Todo el tiempo huyendo de eso y ahora lo estoy buscando. Es el colmo conmigo.

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Después de aquel error ya no he vuelto a saber de él, me concentre en mis clínicas, cirugías y demás. Estaba por terminar una investigación para mejorar la cirugía cardiovascular, en cuanto terminara sabía que me dejaría mucho dinero y eso sería el punto clave para superar a Omar. Mi queridísimo Omar.

«Atracción»

Me provocaba miles de sentimientos, siempre lo deseé; solo que antes me decía a mí misma que nunca necesitaría un hombre pero, a estas alturas de mi vida, deseo a uno, y solo puede ser él.

Los días pasaron tan rutinarios como de costumbre. Todo de mí estaba centrado en mi trabajo de investigación hasta la noche del 15 de octubre, uno de mis meses favoritos.

«el sitio»

El año no podía terminar sin que yo experimentara eso que por años oculté. Tenía miedo, mucho miedo; pero sabía que tenía que armarme de valor si quería cumplir una de mis fantasías. Mi favorita.
Entré en aquel sitio web de citas spanking, vaya atrevimiento. La verdad es que tardé meses para encontrar uno que me pareciera confiable, la cuota para registrarse era elevada y mensualmente pagábamos para permanecer, así como por publicación; esto me hizo sentir confianza, puesto que no cualquier persona puede estar ahí y estaba garantizada la privacidad, quien se atreviera a violarla recibiría una multa muy elevada, más de cien mil dólares.
Me reía de mí misma al recordar que si todo fuera como en las películas, encontraría un multimillonario que casualmente quisiera lo mismo que yo y por consecuente, me ahorraría todo este gasto. Pero las cosas no son así.
Al estar dentro del sitio web no me animé a mandar ningún mensaje, seguía bloqueándome y tenía miedo. Mucho miedo. Así que decidí esperar a que algún hombre me hable y de ahí partir.
«me sentía como una niña esperando que le dijeran que hacer, cómo hacerlo y con quién»

Dentro de mi cuerpo se sentía como si estuviera colapsando por una terrible explosión de deseo. Empecé a sudar, estaba nerviosa. Y feliz. Volví a mirar la notificación porque seguía sin creerlo. «Omar ha enviado un mensaje».

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