Las tradicionales doce uvas que las personas aferradas a las costumbres ancestrales ingieren al filo de la medianoche de cada fin de año es algo tan rutinario que en una investigación realizada entre muchos amigos y amigas, como es de estilo decir ahora, nadie sabía con precisión si ese acto es para despedir el año que se va o para recibir el nuevo año.
Entonces, las doce uvas coinciden con los doce toques de campana que se hacen sonar al término de la nochevieja, pero tampoco conocen el motivo de ese rito religioso. Unos piensan que es en despedida de cada uno de los meses del año y otros como un augurio de buena suerte por los que se inician.
Sea lo que sea, así se inician las penas y las alegrías de un año que viene y se despide al que se va.