Pre-Encuentro

2.6K 46 5
                                    

¿Será que mi sueño por fin se hará realidad?
¿Será que ese hombre me hará suya de una buena vez?
Revisaba la notificación una y otra vez pero jamás entraba a leer el mensaje; tenía miedo. En un momento lo que siempre había deseado podría hacerse realidad o bien, yo podría arruinarlo todo.
-¡Que más da! -me gritaba a mí misma, hablaba conmigo sobre todo. Sin duda soy una persona genial «y egoísta» me respondí también.
Abrí el mensaje. Era un saludo, ese saludo.
Le respondí con un "buenas noches", después de horas y él en menos de un minuto me respondió.
Omar: Sinceramente nunca creí verte por aquí; estoy sorprendido. No esperaba esto de una mujer como tú.
-¿Una mujer como yo? -fue lo que le respondí al instante. -ahora resulta que tú sabes cómo soy yo- proseguí.
Omar: Aquí no es como por fuera, querida, yo podría enseñarte a tratarme como lo que soy. Alguien mucho mejor que tú. Y bajarte los sumos de Reina, querida, tú aquí no vales nada.

En ese momento dentro de mi sentí un coraje, aventé el celular y no quise saber de nada.
-Menuda estupidez en la que me metí, no sé en qué estaba pensando - me decía a mí misma. Solté una carcajada en mi interior «me gustó, si, me gustó como me habló»
La verdad es que estoy cansada de ser una mujer a la cual respetan por su cargo, ¡maldición, lo necesitaba! Pero más que una necesidad era un deseo enorme disfrazado de algo necesario para mí.

Tenía que tomar una decisión que hace mucho tiempo ya sabía: "solo se vive una vez" me repetía esta frase justificando lo que estaba por hacer.
-¿Quieres que nos veamos hoy? - No sé en qué estaba pensando, pero en verdad no era tiempo de reflexionar y "hacer lo correcto". Siempre creí que sería él quien me lo pidiera y miren nada más, se invirtieron los papeles.

«Omar ha enviado un mensaje»

Sentía el doble de nervios que la vez pasada, ¿Que me dirá? ¿Me rechazará? O, ¿Por fin se me hará que ese hombre me haga suya?
¡Cuánto lo deseo! De solo pensarlo un escalofrío recorre mi cuerpo, de imaginarme sus hermosas manos sobre mi cuerpo empiezo a estremecerme y de solo pensar sus manos azotando mis nalgas.. ¡Dios! Toco mis senos y los sueños el endurecer y, a su vez, siento un cosquilleo en mi clítoris.

Abro el mensaje con miedo de saber su respuesta.
Omar: Nos vemos en una hora, en mi apartamento, el que ya conoces. Se puntual.

Mi corazón empezó a palpitar aceleradamente, en una hora estaría expuesta ante él y de la manera que siempre había soñado. Dios, mis nervios iban en aumento. ¿Le gustaré? ¿Mi cuerpo será de su agrado? ¿Qué condiciones pondrá? ¿Aceptará las mías? Porque sin duda hay muchas cosas que no aceptaría que mi hicieran. Empezando con el hecho de que me prometí a mí misma que si llegase estar con un hombre, sería solo con quién sería mi esposo. Pero ya no era tiempo de pensar, el apartamento me quedaba a casi 40 minutos; ¿Qué pensaba él con darme tan poco tiempo? Siempre le he guardado coraje desde el momento cuando me insultó. Maldito.

«Era una confusión, era un deseo de experimentar eso que siempre había soñado, lo que esperé por años y que apenas se haría realidad»

Me puse un pantalón negro y una playera cualquiera, nada provocativo ni que marcara mi cuerpo. No tenía ni idea de cómo vestirme y él nunca me dijo como quería que lo hiciera.
Me siento como una niña que sigue exactamente las indicaciones de sus padres y no hace nada que ellos no quieran. Vaya comparación.
Me fui en mi carro, mientras conducía no dejaba de pensar en ese momento. En qué pasaría, era tal mi distracción que no me di cuenta que el semáforo estaba en verde si no fuera por todos los carros que empezaron a pitar, enojados, los entiendo. Aceleré, mire mi reloj y ya habían pasado 50 minutos desde que leí el mensaje, maldición -Me decía a mí misma. -Tengo que acelerar más.

Llegué. El estacionamiento era grande ya había alguien esperándome para guiarme al lugar donde debía estacionarme. Miré el reloj y ya había pasado más de una hora, había una persona que me llevaba hasta donde me encontraría con el. Me dejó justo enfrente de la puerta y yo, toqué.

Tómame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora