Para Jackson transcurría el tiempo mucho más lento que cuando estaba con Ryan. No había pasado ni la mitad de la cantidad de meses que estuvieron con ese "algo", pero entre que Ryan ni siquiera le hablaba y que los exámenes finales estaban a la vuelta se la esquina, los minutos parecían horas y todo se le hacía cuesta arriba. Habían roto con él antes, algunas chicas con las que sólo salía por estar con alguien mientras no podía ni tocar a Laura, pero era mucho más duro si, además de su pareja, se trataba de su mejor amigo.
Él seguía el programa de cocina cada semana, y se alegraba cada vez que acababa el capítulo sin que le hubieran eliminado. Veía su sonrisa radiante, como si nada hubiera pasado. Como si de verdad hubiera pasado de largo y no hubiera marcha atrás. No quería pensar eso, y quería animarle para que siguiera hasta conseguir el premio, aunque fuera desde el sofá de su casa.
Veía también cómo su amistad con Cee se iba haciendo cada vez más fuerte. Al parecer, lo diferentes que eran no era ningún obstáculo para estrechar lazos viviendo juntos. No creía que fueran a ir más allá de la amistad, o al menos no quería creerlo. De alguna forma no podía imaginar a Cee con pareja, ya que era una chica bajita y más bien con un cuerpo poco delgado, además de lo "especial" que era... pero, claro, que no le atraiga a él no significa que a otra gente no lo pueda hacer. Aunque Ryan siempre había sido bastante superficial en cierto modo. Hasta que empezó con él, claro.
También, los agradables momentos con su familia se habían convertido en algo incómodo para Jackson. Cuando su padre le hacía alguna broma, cuando su madre le dedicaba dulces palabras, cuando su hermana le pedía que le intentara al menos explicar algo que se le resistía en matemáticas, se preguntaba: "¿Sería así si lo supieran?". En el fondo sabía que la respuesta era negativa, que todo cambiaría y no habría manera de volver atrás. Le hacía mirar a su familia de una forma diferente, como si le estuvieran mintiendo, y les contestaba a veces con un rencor injustificado por el cual se odiaba a sí mismo, ya que no le habían hecho nada para ser tratados así.
Sus compañeros de clase se volvieron a dar cuenta se inmediato de que habían discutido, pero parecía ser que Ryan se había limitado a decir que se habían peleado y punto, restándole importancia. Ya no llevaba su delantal en el programa, ya no iba a la discoteca de siempre, y por supuesto ya no le mandaba memes. Se alejaba cada vez más. Él intentó hacer lo mismo, devolverle la caña a alguna chica y liarse con ella, o lo que surgiera. Quería desear a otra persona. Pero era inútil. Se veía incapaz. Ryan se había apoderado de sus pensamientos, se sus acciones, de sus sueños, de todo. Aún así, se preguntaba si valía la pena arriesgarse, perderlo todo y tenerle a él, corriendo el riesgo además de volver a hacerle daño, o por el contrario quedarse así hasta olvidarse o volverse loco.
Lo único que sabía era que quería a Ryan en su vida, y no como amigo y ya está. Se lo confirmó la sensación de angustia al pasar un día por esa cafetería a la que fueron hacía meses y habían vuelto a ir alguna que otra vez. Pensó en entrar y saludar a John, el camarero casi excesivamente extrovertido, pero se detuvo al ver a través del cristal cómo estaba Ryan dentro, solo, hablando animadamente con él, riendo, sosteniéndole la mirada de una manera que no le hizo ninguna gracia. Recordó las palabras de Ryan. "A mí me gusta", declaró cuando se metió con el aspecto del chico. Tal vez no se refería tan solo a su estilo, con los brazos tatuados, el pelo rapado y teñido y ese piercing que le decoraba la nariz. ¿Y si ese chico había llamado la atención de Ryan de otra manera? Pensó en la posibilidad de que a Ryan le gustaran los hombres, y no sólo él. Pensó en que ya no era el único que le podía ver despeinado, y que todos sabían ya de su destreza en la cocina, y en que ya no cocinaba tan solo para él. Tal vez no era especial al fin y al cabo, al menos no ahora.
Un pinchazo en el pecho le guió hasta su decisión. Iba a hablar con Cee. Porque, claro, hablar con ella era mucho más útil que hablar con Ryan directamente. La llamó de inmediato, mientras se alejaba de la cafetería, alegando que necesitaba quedar con ella cuando pudiera. Decidieron hablar el siguiente lunes después de clase, en el portal del chico. La situación no era muy cómoda, ya que ellos a penas habían mantenido una conversación en su vida, y Cee tampoco tenía demasiada facilidad para socializar. Jackson decidió romper un poco el hielo, estando ambos sentados en su portal.
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No Hay Huevos
Short StoryJackson y Ryan son dos adolescentes normales, con una amistad normal y una vida normal que cualquier persona de su edad podría llevar. Pero, a veces, los impulsos son irrefrenables, y todo el mundo sabe que poca gente hay sobre la faz de la tierra q...