Única Parte

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Todo ángel puro y precioso tenía que caer del cielo en algún momento, pero eso no quiere decir que pierden su sentido de la santidad. 

Louis Tomlinson, de 22 años de edad, es un pastor en proceso, tiene sus ideales de lo que es sagrado y lo que no lo es. 

Había gente que simplemente... no podía estar de acuerdo con esos principios. 

Él es una persona muy buena, dona un cuarto de su salario como pastor asistente para organizaciones benéficas cada mes. Se ofreció como voluntario en el asilo de ancianos y lee libros para las ancianas. Es mentor de los adolescentes de la iglesia que estaban perdiendo el rumbo. 

En su mayoría no era algo difícil, escuchar a los jóvenes quejarse sobre sus relaciones adolescentes y si deben seguir o no siendo amigos con esta o con aquella porque era una "maldita zorra". Por supuesto que tenía que recomendar que modificaran su lenguaje.                      Había un chico sin embargo, era el hijo de una mujer respetada en la iglesia. A primera vista, nadie podría suponer que era otra cosas más que el hijo perfecto. Tenía esa cara de inocente con el cabello rizado, hoyuelos y unos enormes ojos verdes que nunca se elevarían como una ceja. Era respetuoso con sus mayores, el nunca maldijo. 

Él adoraba a Satanás.

Louis se sentó en el borde del escritorio, con los brazos cruzados sobre su pecho mientras esperaba a que Harry se uniese a él en su oficina. Su camisa de botones ligeramente apretada sobre sus hombros, las mangas enrolladas hasta sus antebrazos. Una radio en la esquina tocaba un sermón crepitante en la estación cristiana. No era una correcta interpretación de la Biblia, pero era mejor que las terribles canciones de boybands que tocaban en las otras estaciones.

La puerta se abrió de golpe mostrando un ceñudo Harry Styles quedándose parado en la entrada de la oficina. Su madre estaba de pie en el pasillo a las afueras pronunciando un "lo siento" a Louis antes de tirar de la puerta para cerrarla. Harry se dejó caer en uno de los mullidos sillones y se cruzó de brazos, el ceño fruncido hacia Louis. La carita de inocente cupcake había desaparecido, como había sucedido cada vez que ellos tenían una sesión. El chico risueño sólo era una mascara para un gay de diecinueve años obsesionado con el demonio. 

Era una especie de calor.

Tomando una respiración para tranquilizarse, Louis sonrió cálidamente a Harry. No dejaría que la hermosa cara seria llegara a él hoy más de lo que había llegado a él durante sus últimas diez sesiones semanales.  Él había terminado con los chicos. Eso había finalizado con la secundaria, cuando su vocación para guiar a las ovejas del señor lo había encontrado. Los chicos eran un pecado.  - "¿Cómo estas hoy, Harry?" - 

- "Estoy caliente y listo para ir a casa y masturbarme con algunas fotos del diablo." - Una sonrisa bastante diabólica, muy apropiada teniendo en cuenta las palabras que acababa de decir, cruzó la cara del chico.  - ¿Quieres unirte? -

No, no lo hizo. Louis suspiró y tomó su Biblia, pasando la mano por la cubierta de cuero suave. Harry era de verdad imposible. Tal vez el viejo dicho de 'golpear fuera el pecado de una persona' no era tan mala idea, pero no era su lugar. - "¿Tal vez deberíamos con una oración para que tengas una mente abierta y recibir el espíritu?" - fue dicho como una pregunta pero en realidad era una declaración.  Había sido una semana larga y Louis ya no estaba con ganas de de otra sesión infructuosa, se abriría camino a través de Harry hoy, de una manera o de otra. 

- "Por supuesto, voy a pedir a nuestro señor Satanás que empuje su cuerno encima de tu pene y saque todo tu semen porque obviamente estás todo tensó. Echar un polvo puede ayudar con eso." - El chico obedientemente se puso de rodillas.

Let the Heavenly Fire of Your Touch Purify my Sins. (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora