Cambios (Mors)

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Confundido volvi al dia siguiente por mi propia cuenta al lado oriental de "pitch black underworld" por suerte los demonios encargados de la seguridad ya me conocian, asi que podia moverme libremente, así fue como llegue esta vez volando al dojo, allí sobrevole el lugar en busca del chico. Aun no podia creer que estuviera haciendo esto, venir sin permiso de nadie a este lugar solo para volver a ver a aquel chico, no entendía lo que me pasaba.
Y es que ayer solo pensaba en él, y no pude nisiquiera dormir de tan confundido que estaba y sobre todo curioso, quería saber mas de aquel pelizabache.

Busque y busque, pero no lo encontré. Iba a rendirme hasta que lo vi nuevamente en el mismo lugar, entrenando con la misma pasión del otro dia. Verlo danzar con sus lanzas doradas era todo un deleite para mi vista, sus gritos y quejidos de batalla para mis odios eran una tonada hermosa. Me estaba totalmente sumergiendo en él, en su vigorosidad en su pasion, pasion de la cual yo carecía enormemente. Yo era la viva imagen de la muerte y el vacío, aquel chico era la vida y el amor, por lo que hacia, por como se expresaba, por como luchaba.

Así fue como me termine convirtiendo en su sombra. Todos los dias iba al dojo con el fin de solo verlo danzar, cada día mejoraba un poco más. Cada día aprendia nuevos ataques, yo ya me sabia la mayoria de los básicos y admiraba cuando aprendia unos nuevos y más potente que el anterior. Como derrotaba a todos sus enemigos, como sonreia plenamente al triunfar. Era alguien que admiraba, si. Eso era, admiración. Con ese pensamiento seguia viniendo todos los dias al dojo hasta que un dia una chica me descubrio...

Fue un dia caluroso, yo estaba esta vez entre los árboles observando el patio de entrenamiento, como siempre mi vista estaba fija en aquel chico de cabellos azabaches, tanto, que solo atine a observar a mi alrededor cuando ya estaba al lado mio. Aquella chica silenciosa había llegado hasta la rama gruesa de aquel árbol de cerezos y se había sentado a mi lado. Yo me sorprendi enormemente al captar su presencia, pensé que me iba a regañar por entrar a escondidas al dojo, pero eso no ocurrio, lejos de disgusto a la chica se le notaba feliz. La chica portaba lentes, ojos rojos y cabello negro, vestía un buso de gimnasia.
yo me quedé observandole con extrañeza no sabía que hacer muy bien. Siguió el silencio hasta que ella con sus manos creo fuego, en el se podían leer unas palabras en idioma universal.

"¿porque observas tanto el campo de entrenamiento?" decía el texto en fuego negro.

Me extraño que hablara por a través de sus flamas, eso quería decir que algo pasaba tal vez con su voz, pero deje eso de lado y decidí responder, tal vez era alguien importante de esa casona.

-porque...me gusta ver entrenar-conteste a secas.
Tampoco iba a rebelar que me gustaba ver en secreto a otro demonio, sería extraño.
La chica volvió a crear con sus manos un texto, este decía:
"¿porque no bajas a entrenar tambien?"
Yo me puse nervioso ¿bajar? ¿alli? ¿con el chico de ojos de sol? me pregunte.
-¡De ninguna manera!-explote al final del nerviosismo.

Ante ello vi a la chica la cual me miro impresionada, pero luego volvio a sonreir. Yo me puse aun mas nervioso ¿pero que rayos pasaba con aquella chica? me pregunte.
Volvi a poner atención ya que la joven volvió a crear nuevas llamas con textos.

"soy heller ¿y tu?"se leía
-yo me llamo mors- decidi presentarme.
La chica volvió crear texto de sus llamas.
"soy la hija del dueño de este dojo, si quieres puedo hablar con él para que te deje entrenar"
-entrenar ¿yo?-pregunte totalmente extrañado-¿por que?

La joven extendió sus manos, pero esta vez de ellas no salio nada. Luego de ello simplemente bajo de la rama y con la mano se despidió. Yo me quede alli con varias preguntas en mi cabeza. Hasta que senti una explosion al lado mio, en el aire había un texto con llamas.

"¿Por que solo quedarte alli viendolo en vez de bajar a ayudarle?"

Mi rostro se torno caliente, seguro de vergüenza y ante ello mis manos rápidamente aletearon en el aire intentando dispersar lo escrito. Esa chica se habia dado cuenta que miraba a aquel chico de cabellos azabache, esto era tan vergonzoso.
A pesar de mi verguenza me quede viendo a aquel chico, las letras de fuego llegaron nuevamente a mi cabeza;

Ferviente atardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora