Capítulo 1: "Siempre fui así de cerrada"

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Estaba a punto de irme a casa cuando me doy cuenta de que estaba olvidando mis cosas de dibujo, así que voy a buscarlas. Cuando llego a mi casillero y lo abro, de él caen muchos papeles con insultos de parte de mis compañeros de clase, algo ya normal. Agarro mis cosas y tiro los papeles a la basura, entonces así empiezo mi camino a casa.
Esto fue siempre así, ya estoy muy acostumbrada a las agresiones de mis compañeros sin cerebro, cuando hacen algo así, simplemente lo ignoro, porque si le haría caso a esas cosas inútiles, solo alimentaria las risas de aquellos que lo mandan, así que ya simplemente lo tiro a la basura. Era más difícil cuando era una persona débil, que le lastimaban esas cosas, pero desde que voy a psicólogo y hago clases de defensa personal, ya no me molestan. Cuando empecé el secundario era tan cerrada y tímida frente a las personas, que sin darme cuenta me estaba aislando del resto, cuando me di cuenta era demasiado tarde, ya que todos tenían echos sus propios grupos de gente y no me aceptaron en ningún lado, con esto me empezaron a hacer bulling golpeandome, lastimandome verbalmente y dejando papeles de insultos en mi casillero. Así duré dos años, hasta que mi madre se dió cuenta de todo, lo conversó con mi padre y él decidió mandarme a los lugares que me cambiaron completamente. Una vez que empecé con mi gran cambio, decidí no dejarme pisotear más, y así termine teniendo una vida "tranquila".
Sin darme cuenta ya estaba en la puerta de mi casa, entro y me preparó un rápido y definitivamente no saludable almuerzo, "Quizá debería de ir de compras, ya estoy cansada de comer recalentado o milanesas frías, pero para eso tengo que caminar más de lo usual, cruzarme con gente y cargar con las compras en la caminata para volver, emmm mejor mañana".
Voy hasta mi habitación y entro en la comodidad de mi cama para descansar, intento relajarme, cerrando los ojos y poniendo mi mente en blanco, cuando siento más sueño y más...
Lamentablemente me había olvidado de apagar el celular o ponerlo en silencio, así que este mismo me despertó de mi casi perfecto sueño tranquilo, de la rabia tiro el celular hacia la pared más lejana de mí y este se rompe, poco, pero lo suficiente para dejar de sonar y darme la tranquilidad de dormir bien.

Algo distinto a lo comúnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora