El último día

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Esa sensación en la que tu único sentimiento es el amor, tan perfecto ese momento, que quieres volver a vivirlo, que no te quieres separar nunca de ella, mi amada almohada. Joder, como puede ser tan cómoda, es como el amor de tu vida por las mañanas.

Sonó el despertador y en un intento de que querer apagarlo, lo tiré al suelo de un pequeño empujón. Estaba tan dormida que ni siquiera me enteré de que cayó al suelo. Me quedé dormida cinco minutos más, hasta que mi móvil empezó a vibrar en la mesa produciendo un sonido horrible, el que me hizo despertar. Alcé mi brazo para poder alcanzarlo y vi que Ana me hablaba por Whatssap.

-         ¡Elsa! Voy a recogerte en media hora. Ah, buenos días princesa.

-         Me acabas de despertar de mi sueño con unicornios L . Ok, nos vemos.

Presioné el botón de enviar y retiré las mantas de encima de mi para poder levantarme. Me puse en pie y fue ahí cuando me di cuenta de que el despertador estaba en suelo.

-         ¡MIERDA! ¡AHHH! JODER QUE DOLOOOOOR.- Grité mientras daba vueltas a la pata coja sujetándome el pie

No dejaba de dar vueltas saltando hasta que perdí el equilibrio y me caí en la cama, me reí hacia mis adentros y bajé a la cocina para desayunar.

 Y ahí estaba, sentado en el taburete comiéndose sus cereales de Lion, era precioso, mi hermanito de 6 años llamado Ángel con sus melenas rizadas castañas, lo adoraba.

-         Buenos días feo.- Le dediqué mi mejor sonrisa.

-         Buenos días gorda.- Me dijo mientras preparaba mis deliciosos cereales, le lancé una mirada asesina.

-         No estoy gorda, quizá tu si.

-         Si te vas a comer todo eso, ya estas gorda.- Dijo señalando mi taza de cereales.

-         Voy a desayunar lo mismo que tu, gordo.- Me senté a su lado acariciando sus rizos.

-         Pero yo no estoy gordo porque yo soy guay y tu no.- Dijo levantándose y comenzando a recoger su desayuno.

-         Si si, super guay.- Respondí con sarcasmo.

En ese momento, él se marcho de la cocina y se fue hacia a su habitación, de camino a las escaleras, se dio la vuelta y me sacó la lengua, yo simplemente sonreí.

Terminé mi desayuno y subí a mi habitación para vestirme, simplemente me puse unos shorts, una camisa azul de manga corta y mis vans negras favoritas. Me cepillé los dientes y bajé a la sala de estar a esperar a mi amiga.

Cinco minutos más tarde sonó el timbre y corrí hacia la puerta.

-         ¡Hola!- Saludé a Ana con dos besos.

-         ¡Hola! ¿Preparada para el último día de instituto?

-         Llevo esperando este día desde septiembre.- Respondí mientras cerraba la puerta y nos dirigíamos hacia su coche.

Ya en el coche, ella puso su canción favorita: I like a boy de Ciara. Comenzamos a cantarla como unas locas cuando nos dimos cuenta de que cantábamos de pena y nos reímos a carcajadas. Ya calmadas un poco, comenzamos a conversar.

-         ¿Y Marcos? ¿No pasas a recogerlo?- Le pregunté mirándola mientras ella conducía.

-         Que va, dice que puede ir solito, que no necesita nuestra ayuda.

-         Pufff este chico...nunca va dejar de querer tener orgullo.

-         Algún día cambiara ese defecto...

-         O no.

Llegamos al instituto, nos bajamos del coche y caminamos hacía la entrada, fue ahí cuando nos encontramos a Marcos, nuestro mejor amigo, con un precioso pelo negro y unos hermosos ojos azul celeste.

-         ¡Hey! ¿Qué tal?- Nos preguntó Marcos.

-         ¿Y tú? ¿Ha sido bonito tu camino hacia el instituto, solo?- Respondí fingiendo estar enfadada.

-         Si, eso.- Dijo Ana fingiendo estar enfadada como yo.

-         Si, me lo pasé bien, os dije que podía solo.

Le dí un empujón a Marcos en el hombro y fuimos hacia nuestras taquillas para coger los libros de nuestras próximas clases.

Matemáticas.

Mierda, al menos nos van a dejar tiempo libre porque como es el último día, noo hay nada que hacer.

Los tres coincidíamos en Mates.

Entramos al aula y nos sentamos en una mesa de tres al final, yo en el medio, Marcos a mi izquierda y Ana a mi derecha.

El día se pasó rápido y divertido.

El idiota que me enamoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora