Eran las doce de la noche y ya finalizaba aquel invierno de incertidumbre. Y por primera vez estaba sentada en ese banco esperando. Despojando la primera margarita del año, con el ritual de 'me quiere' 'no me quiere'.
No estaba preparada para querer a alguien y cuando se sentó a mi lado se lo dije. Le hablé de mi corazón de acero que ni deja entrar ni deja salir. Le hable de cada púa incrustada en él. Pero por desgracia no se lo creyó. No quería creerse que una chica en su décimo sexto cumpleaños no sintiera ningún borboteo en el estómago. Pero se lo explique de nuevo que todo llega como también se va a la primera de cambio. Me levante dispuesta a irme. Pero me agarró del brazo.
-¿Y a caso volveremos a vernos?- dijo sin pestañear.
-No prometo nada.- dije sin sonreír ojala pudiera decirle que no volvería a este sitio nunca. Que mis vacaciones habían acabado y no volvería.
En ese momento me sentía rara, incómoda, me besó y ójala eso no hubiera pasado jamás ya sea porque no sabía lo que en realidad me quería decir mi mente o lo que me quería expresar mi subconsciente letal.
-Por si no vuelves pronto.- era tan fácil, una media sonrisa y me fui corriendo.
Aquel beso me hizo sentirme inhumana, casi como si yo fuera diferente y que construía mi futuro sin base de cemento.
Las seis y media de la mañana y apenas me había dado cuenta de lo que se venía encima, era mi décimo sexto cumpleaños y tenía que hacer las maletas para volver a Barcelona. Lo raro es que aquella playa valenciana después de una semana parecía distinta, tenia otro color y para colmo estaba amaneciendo. Sería la ultima vez que vendría aquí y mi madre no se había percatado todavía de mi ausencia en casa. Había pasado seis horas en aquella playa, y ojalá no me tuviera que ir.
Si embargo no podría apartar mi mirada, seguía ensimismada en ese mar de ojos azules y con ese libro que no trataba de nada en concreto entre mis manos. Recorrí casi veinte historias y ninguna concordaba con la mía. Eran casi las causas de algo que nunca entendería.
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Tras ese espejo sin salida
Novela JuvenilQue incomprensible cuando suena aquella canción lenta y me dicen que es hora de bailar bajo las estrellas sin alma en pena. Vestida de punta en blanco para hacer sombra a la luna, me preguntaba si soy tan inhumana como parece o si soy un monstruo.