La nieve caía lentamente sobre las tranquilas y repletas calles de Miyagi, las parejas paseaban abrazados, algunos niños que corrían junto a sus padres y los clásicos coros que llenaban las calles del espíritu navideño que a muchos les hacía falta.
La editorial LeaveTree celebraba una fiesta de navidad junto a todos sus empleados y sus familias en uno de los salones más grandes de la prefectura. Los niños corrían y algunos yacían dormidos sobre camas improvisadas con dos silla cubiertos por los sacos de sus padres, mientras los adultos se divertían bailando y conversando sobre sus planes a futuro y deseos por fiestas. Un delgado joven con pequeñas estrellas adornando su rostro veía con envidia a las parejas que arropaban a sus hijos en aquellas sillas, cuánto daría él por poder tener un hijo junto a la perdona que ama.
–¿Te encuentras bien? – Preguntó el rubio con lentes sentado a su lado
–Ah si, sólo... Pensaba –respondió a quien había sido su compañero desde la infancia.
–¿En qué? ¿En mi? –si, la modestia no era su mayor virtud.
–Obvio no, es sólo... Que quisiera poder darte lo que mereces...
–¿Lo que merezco? Lo haces sonar como una amenaza, Yamaguchi Tadashi. –Dijo tomando un trozo de sushi con los palillos y llevándolo a su boca.
–Claro que no, Tsukki. Solo pensé que sería lindo poder tener... Ya sabes... Un hijo –nuestro cuatro ojos no pudo evitar atorarse ante tan repentina idea. Sabía que Tadashi quería formar una familia junto a él, y ya lo estaban haciendo, recogieron un gato de la calle hacía 3 meses y lo estaban criando juntos.
–Eh... Pero si ya tenemos a Boo –respondió
–Lo sé pero yo me refería a un hijo nuestro, que tenga tus ojos y mis pecas, que sea igual que asocial que tu... Ya sabes, nuestro heredero.
–Tadashi, tu sabes que eso no es posible, además ¡Yo no soy asocial! –exclamó, la verdad es que si lo era.
Tsukishima continuó comiendo lo que había cogido del buffet mientras que Tadashi solo pensaba. Realmente quería una familia, siempre pensó que para ser la pareja perfecta debía darle un hijo a Tsukishima aún si fuese por medio de un vientre de alquiler o de adopción, pero su esposo siempre mencionaba no estar listo para formar una de ese nivel.
–¿Quieres bailar? –Preguntó el rubio
–¿Eh? ¿Bailar? –Tadashi se sentía confundido, a Tsukishima nunca le había gustado bailar.
–Si, bailar. Me gusta esa canción.
–¿Y cómo sabes cuál será la siguiente canción o que será una canción lenta?
–Sólo digamos que mi sexto sentido me lo dijo –tomó la mano de Tadashi y lo condujo al centro de la pista de baile.
Colocó sus manos sobre la cintura de Tadashi, sujetandolo de forma firme sin llegar a ser brusco. Las manos del más bajo rodearon el cuello de su esposo, quien a su parecer, se veía increíblemente hermoso bajo las luces de aquel reflector sobre ellos.
La melodía los invitaba a moverse, a dar pasos de lado a lado, con pequeñas vueltas en ciertas frases que el más alto quería recalcar. Yamaguchi siempre había sido muy inseguro, sobre todo cuando se trataba de Tsukishima. Se ha habían conocido por un error de interpretación por parte de Yamaguchi, el rubio solo estaba burlándose de él, pero para él había sido lo más genial e increíble que alguien haya podido decir frente a él. Claro que ambos sólo tenían 9 años.
No supo cuando fue que empezó a enamorarse de Tsukishima, pero cuando se dio cuenta de ello ya era demasiado tarde, estaba totalmente flechado por su mejor amigo de toda la vida.
El caso de Tsukishima fue algo distinto, porque supo que lo amaba desde la segunda vez que vio sus ojos rodeados de aquellas pecas. Lucían tan hermosas esa noche.
–¿Sabías que te amo? –preguntó Tsukishima mientras juntaba sus frentes
–Lo sé. Llevamos 3 años de matrimonio. –respondió sonriendo.
Tsukishima se acercó para besar al pecoso, y lo hizo de una forma tan maravillosa que Yamaguchi sentía que se desmayaría en cualquier momento.
–Jamás vuelvas a decir que no me das lo que merezco –dijo Tsukishima luego de apegar más el cuerpo de su esposo al suyo –Me das eso y más, Yamaguchi Tadashi.
–Tsukki...
–Te ves precioso, gracias por todos estos años, gracias por los que aún vendrán.
–Tsu...
–Cállate, Yamaguchi
–Perdón Tsukki.
Y así, abrazados y bailando al ritmo de aquella canción ambos recordaron cada momento juntos, imaginaron los nuevos y, sin necesidad de palabra alguna, se decían "Te amo".
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Este es un regalo para Liseth Domínguez por la dinámica del Santa Secreto en el grupo "TsukkiYama FC Latino"
No soy muy buena escribiendo, así que espero te guste o (^‿^✿)o
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Perfect ✏ TsukkiYama
FanfictionPorque sólo éramos niños cuando nos enamoramos. Copyright yamaxutie © 2017 ・゚゚・☆🌙・゚゚・ Regalo para Liseth Domínguez por la dinámica del Santa Secreto en el grupo "TsukkiYama FC Latino"