Capítulo 21: Purro Vengador.

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―Fácil. Levi y tú duermen en el sofá, y Hassan y yo en la habitación ―dije, chupándome la uña del dedo meñique.

―Oye, ¿a ti cómo te dicen? ―reclamó Levi, dejando su taza sobre la mesa.

―La mayoría me llama Blake, pero puedes llamarme «diosa». ―Alcé las piernas y las dejé caer sobre el regazo de Hassan; éste me miró con una sonrisa tierna. Así, feliz, se miraba un poco más saludable. Me lo podía comer ahí entero, con esa nariz colorada y sus ojos hundidos.

―Cara o cruz ―propuso Shane, palpándose los bolsillos.

―En Inglaterra tenemos reina y rosa ―susurró Hassan, como si a alguien le importara. Le acaricié la barbilla para que no se enterara de lo que todos habíamos pensado―. ¿Por qué no dividimos la habitación?

Los cuatro corrimos hacia la habitación en un intento fallido de encontrar la mejor mitad. Sí, cabíamos los cuatro, pero había un diminuto problema...

―No podremos fajar a gusto aquí ―reconocí; no teníamos nada marcar la privacidad de cada pareja, mucho menos para aislar el sonido―. Debemos hacer algo al respecto.

―Lo lamento, señoritas. Y va por las tres, eh ―dijo Shane, posándose frente a nosotros―. Pero estamos en época de crisis. Es esto o que yo me faje legalmente a tu chica en la suite presidencial del Four Seasons. ―Eso último iba dirigido a Hassan.

―Nos turnaremos la habitación ―respondió él de inmediato―. Esta noche es de Blake y mía. Adiós. ―Me arrastró hasta la cama y se lanzó sobre mí para besarme.

―¡Eso no es justo! ―chilló Levi.

―Soy el mejor esposo del mundo. Vamos, Levi ―dijo Shane.

―Pero...

―Vaaamos.

La puerta se cerró y Hassan y yo nos quedamos solos y protegidos después de tanto tiempo.

―Ese tal Shane sigue sin agradarme realmente ―dijo él, sentándose sobre la cama―. Ha pasado todo tan rápido que no he tenido tiempo de decidir si me ha hecho bien o mal hacer tratos con él.

―Hassan, sabes que él no mató a tu madre. Habíamos quedado en que diría eso como parte del plan ―le recordé, enderezándome.

―Sé que no lo hizo directamente, pero fue cómplice de alguna manera.

Pasé un brazo por encima de sus hombros y hundí mi rostro en su cuello. Él recostó su cabeza sobre la mía.

―Blake, debemos pensar en algo. No pasaremos el resto de nuestras vidas en esta farsa. ―Cogió mi mano y se la llevó a los labios.

―Luego pensaremos en eso. Pero tendremos que vivir así al menos un año. O lo que tarde Reegaan Harlek en encontrarnos.

La puerta se abrió de par en par. Shane y Levi entraron como Pedro por su casa.

―Te dije que todavía no estaban haciendo nada ―dijo Levi, dejándose caer a mi lado.

―Sí, pero no me desnudaré afuera. Hassan podría verme y enamorarse ―replicó Shane. Se quedó recostado al marco de la puerta con los brazos cruzados y el semblante serio.

―¿Qué es lo que les pasa? ―inquirí yo, llevándome los dedos a las sienes. Necesitaba un polvo inmediato.

―Shane y yo hicimos una apuesta ―dijo Levi, emocionada―. ¿Y ustedes?

La miré. El castaño falso de su cabello ya se había desvanecido casi por completo debido a los lavados. Volvía a ser un pivón rubio de tetas espectaculares. Yo, en cambio, con mis tres cuartos de cabello blanco y mis tres dedos de raíces oscuras, no hacía más que combinar con Hassan y su metro ochenta de huesos en una foto de película de hospital psiquiátrico de los sesenta.

2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora