2. No podía afectarme

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Tras comer un poco de arroz miré el móvil, esperando encontrar respuesta a alguna de las ofertas de trabajo. Me dijeron que el puesto ya estaba ocupado en tres sitios y vi el mensaje que recibía todos los meses. "100.000, Domingo. Ya sabes dónde." Dejé el móvil boca abajo en la mesa y me froté la cara, tenía 5 días para conseguir lo que me faltaba. Y aunque dentro de mí habia ido creciendo el sentir que no podían descubrirme, sabía que cada vez lo estaba arriesgando todo. No quería ni pensar en qué pasaría si me encontraba la policía, en lo que tendría que volver a pasar si no pagaba a tiempo.
Saqué la ropa negra de la mochila que tenía bajo la cama, solo pensar que tendría que usarla de nuevo me asfixiaba. Abrí el viejo portátil al que le faltaban un par de teclas y busqué alguna tienda 24 horas que fuese más grande de lo usual, esperando que con una vez más fuese suficiente. Un par de horas después, con una tienda localizada lo bastante lejos fui hacia allí. Pasé la tarde entera caminando por la zona, buscando un sitio al que huir cuando todo hubiese pasado. Llegó la noche y volví a casa, dejando marcado en el móvil la pequeña calle entre dos casas donde podría esconderme. Estaba algo más lejos de lo que me gustaría pero más cerca de la tienda no había nada lo bastante escondido. Con la tripa revuelta y sin ganas de cenar me metí en la cama. Tenía clase al día siguiente, necesitaba descansar.
Me levanté de la cama con desgana, todos los años pasados me pesaban. Me vestí y tras un desayuno escaso salí hacia el instituto. Llegué a clase, todavía no había nadie allí. Dejé la mochila en la silla, me senté sobre la mesa y abrí la ventana dejando que la brisa fresca de la mañana se llevase mi malestar.

- ¡Buenos días! —la voz de Seokjin me hizo dar un salto. Lo saludé con una sonrisa.
- ‎Buenos días.
- ‎Siempre suelo llegar el primero a clase, eres la primera que me gana en tres años. —dejó la mochila en su sitio y se sentó a mi lado— ¿Lista para el primer día de clase?
- ‎La verdad es que no. —me rasqué la cabeza sonriendo— Nunca me ha gustado mucho estudiar.
- ‎A mí me gusta. No el estudiar en sí, el ir aprendiendo cosas que no sabía, no sé, siento que siempre quiero saber más.
- ‎Lo entiendo, yo era así hasta que me faltaba tiempo para estudiar y me produjo estrés. —me reí.
- ‎¿Muchas actividades extraescolares?
- ‎Sí. —recordé las horas en las reuniones de mi padre, fingiendo una sonrisa mientras mi padre apostaba cosa tras otra, fingiendo que no entendía nada de todas aquellas conversaciones, obligada a servir bebida y comida a aquellos que nos dejaron sin dinero, aguantando todo lo que me hacían— Acabé dejándolas todas, pero sigo sin recuperar el gusto por estudiar.
- ‎Te haré venir conmigo a la biblioteca hasta que vuelva a gustarte. —se rió.
- ‎Buenos días. —Yoongi entró por la puerta con el pelo revuelto, se sentó en su sitio y se durmió sobre la mochila.
- ‎Este chico... Si dejase de pasarse las noches en vela. —suspiró— Espero que se le pase pronto, el año pasado estuvo tantos días seguidos sin dormir que se desmayó en clase. —vi cómo lo miraba y pude entender solo con su expresión lo cercanos que eran— Dormir es importante, si no duermes lo suficiente lo sufres por dentro y por fuera... —mientras me explicaba la importancia de dormir y cómo afecta a todo el cuerpo la clase fue llenándose, todos saludaron con un buenos días y como el día anterior mi compañera de asiento entró junto al profesor.
Las clases pasaron sin pena ni gloria, en silencio tomando apuntes, con mi compañera contestando a mis preguntas con un simple movimiento de cabeza. Llegó el descanso y estiré los brazos tras guardar los libros. Daeyong salió, al igual que la mayoría de gente. Seokjin se acercó a mí con el almuerzo entre las manos.

- ¿No vas a bajar? Puedes aprovechar para tomar el aire y despejarte.
- ‎No, está bien, me acostumbré a pasar el descanso en mi asiento. —sonreí.
- ‎Vamos a estar en el jardín de dentro, por si quieres venir.
- ‎Gracias, pero en serio que me gusta comer dentro de clase.
- ‎¡Jin, va! —dijo Yoongi desde la puerta.
- ‎Bueno, cualquier cosa ya sabes.

Salió de allí alegremente y viéndome sola en clase dejé caer la cabeza sobre la mesa, había olvidado traer comida. Saqué el móvil y abrí un juego para distraerme.

- ¿No piensas comer? —Yoongi acababa de entrar a la clase con su almuerzo todavía en la mano, me miró mientras iba hacia su mochila.
- ‎Me dejé el almuerzo en casa, las prisas. —me reí.
- ‎Llegaste antes que Jin y dices que tenías prisa. —sacó una libreta de su mochila — ¿Cuántas veces mientes que te sale tan natural?
- ‎Vivo lejos y no me gusta llegar tarde, es todo. —me noté el pulso acelerado tras su pregunta, nunca habían dudado de mi.
- ‎Ya, digamos. —vino hasta mi mesa y dejó su almuerzo sobre esta— Me compraré algo en la cafetería, no me gusta lo que me han puesto hoy.
- ‎No hace falta, en serio.

Sin siquiera mirarme a la cara salió de la clase. Miré el tupper que tenía sobre la mesa, lo abrí y noté cómo me rugía el estómago. Lo cerré y con el contenedor de plástico en mano salí a buscarlo. No tenía el porqué de darme nada. No lo vi en el pasillo y recordé lo que dijo Seokjin, en el jardín interior. Fui directa hacia allí y reconocí la espalda de Seokjin, me acerqué y me di cuenta, Yoongi no estaba. Tragué saliva al enfrentar de nuevo la mirada de Hoseok, había apuntado una pistola a su cabeza y ahora...

- ¡Yaeji! —gritó Seokjin cortando mis pensamientos— ¿Al final te decidiste a bajar?
- ‎No, es... —levanté la mano dejando que viese el tupper.
- ‎¿Es la comida de Yoongi?
- ‎Sí, vino a clase a por una libreta y me lo dio, quería devolvérselo.
- ‎Escribió en el chat que iba a la cafetería. —dijo Taehyung entrando a la conversación.
- ‎¿Sabes porqué te lo ha dado? —preguntó Seokjin mirándome.
- ‎Vino a clase, me vio sin almuerzo y me lo dejó en la mesa diciendo que no le gustaba lo que había.
- ‎Típico de él. —dijo Jimin riéndose— Siempre que hace algo bueno por alguien lo esconde fingiendo que lo hace por sí mismo.
- ‎Pues me da igual, voy a ir y se lo voy a devolver.
- ‎Tarde. —dijo Namjoon mirando detrás de mí. Giré sobre mí misma, Yoongi salía del edificio comida en mano.
- ‎¿Todavía no te lo has comido? —me miró y se sentó junto a Namjoon.
- ‎No, obvio que no, es tu comida. Ya te he dicho que no me lo iba a comer.
- ‎Pues tíralo, a mí qué más me da.
- ‎Yoongi, entiéndela. —dijo Seokjin— Si nos lo das a nosotos lo aceptamos al segundo, pero ella no te conoce. —lo miró mientras comía y Seokjin dejó salir un suspiro mirándome— Acéptalo por hoy, no vuelvas a olvidarte la comida y ya está.
- ‎Está bien... No tengo ganas de discutir. —di la vuelta dispuesta a irme.
- ‎¿No te quedas? —Seokjin me cogió del brazo— Ya que has bajado.
- ‎¿Eh? —lo miré y dirigí la vista hacia Hoseok por un segundo— No, estaréis hablando de vuestras cosas, no quiero que estéis incómodos.
- ‎No digas bobadas, va, cuanto antes te acostumbres a estar por aquí mejor. A veces vienen conmigo a la biblioteca y no quiero que sea raro, ya te dije que voy a conseguir que te guste estudiar.
- ‎Seokjin...
- ‎Llámame Jin. —sonrió— Estoy tan acostumbrado a escuchar Jin que si dices Seokjin se me hace extraño, venga, siéntate y come.
- ‎Eso, nos dijo Jin que eres nueva en la ciudad. —dijo Hoseok levantándose para dejar un sitio libre en el banco— No hay nada malo en conocer gente.
- ‎Muchas gracias. —sonreí y me senté allí, junto a Jimin, llena de culpa por que me estuviese tratando tan bien alguien a quien había tratado tan mal.

El poco tiempo que quedaba lo pasé comiendo y mintiendo sobre mi pasado. Ya había perdido la cuenta de todas las historias que había inventado, intentando que no me conociese nadie.
Tras darle las gracias a Yoongi y devolverle el tupper vi una sonrisa asomar en su cara por un pequeño instante, subimos hacia clase y el resto de horas pasaron como las primeras, tomando apuntes en silencio.
El día acabó y, mientras recogía, Seokjin se acercó a la mesa, con la mochila a su espalda.

- Mañana iremos a comer todos juntos a un buffet libre de pizzas, ¿te apuntas?
- ‎Se... —levantó las cejas— Jin, te lo agradezco mucho pero siento que voy a acabar molestando.
- ‎No digas tonterías, si tu excusa es esa mañana trae dinero, al salir vienes con Yoongi y conmigo. —sonrió y cuando vio a mi compañera levantarse se despidió de ella con una sonrisa, la chica bajó la cabeza y salió a toda prisa.
- ‎Nunca habla. —dije al ver su expresión— Empiezo a pensar que es muda. —sonreí.
- ‎El año pasado ya lo hacía, en todo el curso no habló con nadie. Bueno, con los profesores, no sé qué tiene en contra de todos.
- ‎Quizá tuvo una mala experiencia en otro curso.
- ‎Ni idea. —comenzó a caminar hacia la puerta— Bueno, entonces mañana te vienes a comer con nosotros. Acuérdate de llevar almuerzo. —se despidió con la mano sin dejarme contestar y me vi encerrada en una comida a la que no quería ir.

En otras circunstancias me hubiese encantado hacer amigos, pero cada vez que veía aquellos ojos recordaba lo ocurrido y la culpa me comía por dentro. No podía afectarme, tenía que seguir, ya quedaba poco para acabar con la deuda.

Liar (BTS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora