Aún así, la quiero.

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CAPÍTULO I
Contado por Idane Naoki
Julio 2018

¿Por qué tan apurada? ¿Por qué tan alegre? Pensaba mientras la veía reír mientras corría por las calles comerciales de Fukuoka. Ella había vuelto a entrar en otra tienda.

—Ahhh... —suspiré mientras me sentaba al lado de un viejo en una banca—. ¿Por qué las niñas de ahora son tan raras?

Sin darme cuenta, lo había dicho en voz alta.

—Ja, adolescentes —gruñó el viejo mientras se paraba de la banca y se iba.

Al parecer no era de esos señores sabios y amables de las series que aconsejan a los niños.

La niña salió corriendo otra vez con un elemento más para su colección.

Ahora llevaba una pala grande. ¿Sería para un proyecto suyo? Tal vez plante un árbol o algo...

En realidad yo no tenía idea de qué hacían las niñas de mi edad ahora. ¿Leían mangas shoujo? ¿Se sacaban fotos para subirlas a las redes? Bueno, de hecho yo siempre fui malo para socializar y no me importaba. Nunca pude entender a los demás.

De prontó oí la voz de una mujer sumamente enojada:

-¡Idane Naoki!

Maldita sea, esa voz era mi mamá.
No me malentiendan, yo amo a mi mamá. Pero, a veces, podía ser sumamente temperamental y sensible. Otra cosa que yo no comprendía. El mundo es tan raro.

La mujer se acercaba cada vez más a mi persona. Tenía cara de como de haber jugado mucho a ese juego de "el que parpadea primero pierde" y después haberse quedado apreciando al sol.

Algo me decía que me llegaría una cachetada en exactamente 10 segundos. Con el temor en mi rostro empecé a prepararme.

10... Se acerca más y más...

9... Pone esa cara de te voy a quitar el computador...

8... Empieza a correr...

7... Suelta las bolsas...

6... Me estoy asustando...

5... Se arremanga las mangas...

4... Es esto gracioso?...

3... Estoy cagado de miedo...

2... Está tan solo a tres metros de mi...

1... Me mira enfurecida y...

0... ¿Me abraza?

—¡Naoki! Hijito, ¡¿dónde estabas?!

—Mmm... justo donde estoy sentado, mamá —dije todavía asustado.

—¡No vuelvas a hacer eso!

Y ahí la gran cachetada milenaria...

—¡Mamá! No enfrente de todos... —susurré preocupado.

—Jajajaja —escuché reír al viejo de antes desde otra banca cercana.

—¡Me tenías tan asustada! ¡¿En qué estabas pensando!? ¡Te busqué por dos horas! —sollozó mi madre.

¿Dos horas? ¿Enserio había estado dos horas sentado en esa banca? ¿o mi mamá finalmente había terminado de enloquecer? Igualmente me había entretenido lo bastante observando esa niña comprar sus cosas.

—¿Por qué te fuiste? ¡Te podrían haber secuestrado!

—Ehh... mamá... no entenderías...

Los Problemas De NaokiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora