La casa era mucho más bonita de la que solíamos tener en Bogotá, tiene más habitaciones, un patio enorme, la parte trasera conservaba un jardín hermosísimo, con diferentes flores y con un árbol grande el cual una de sus ramas tenía la forma de un asiento. Mi habitación se encontraba en la parte de arriba, los cuartos eran grandes, cada uno con su respectiva puerta, mi habitación, como siempre solía ser; tenía una ventana, la cual me daba la vista necesaria al patio trasero. Me emocionaba llegar a un nuevo país, me encantaba estrenar casa nueva, pero no me agradaba la idea, de tener que dejar a mis amigos, mis costumbres, dejarlo todo e iniciar de nuevo, aunque no era malo del todo, era lindo iniciar de nuevo, cuando llevas arrastrando un pasado oscuro.
Era mi primer día para asistir al colegio, aquí en la ciudad de México. Esta vez no había investigado nada acerca de la escuela y mucho menos de la ciudad, aun me encontraba agotada del viaje, la alarma había sonado a las 6:30 de la mañana, a esta hora en Bogotá el sol ya había salido completamente y aquí en México casi estaba a medio salir. Me di un baño y me aliste, me puse unos jeans, una blusa blanca, mi suéter negro, dejé mi cabello suelto y por último un poco de loción, según mi madre era una preparatoria a la cual podía asistir con ropa común y sin llevar un molestó uniforme.
-Buenos días- hable bajando las escaleras
-Buenos días cariño- respondió mi madre desde la cocina, sin quitar la vista de la estufa- ¿Quieres desayunar algo?
-Si- conteste sentándome en un banco
-Te vas tan temprano- dijo mi padre mirando el periódico
-Según el horario que me han dado, hoy entro a las 8:30 a.m. y salgo a la 1:40 p.m.
-Aquí tienes-. Mi madre me había dado unos huevos con tocino, mientras ella seguía preparando el desayuno para papá. Comí algo rápido ya que nunca me ha gustado llegar tarde a ningún lugar y mucho menos hoy a mi primer día de clases.
-Me voy- dije secándome las manos mojadas después de haber lavado los trastes que ocupe
-Ten un lindo primer día de clases nena- respondió mi madre mirándome con esos hermosos ojos color café avellana
-Gracias mamá te veo luego, adiós papá
-Adiós cariño, cuídate.
El día se veía muy bien, el sol ya había salido; saliendo de mi casa, subí a un autobús el cual mi madre me había dicho que me dejaría cerca del colegio, miraba por la ventana todo el recorrido, la ciudad es bonita, aquí todo es tan diferente, me acelere al notar que no había dado vuelta dos calles después de las indicadas. Me pare de inmediato de mi asiento y fue directo con el chofer.
-Disculpe no tenía que a ver dado vuelta como dos calles después- hable parándome a un lado del asiento del conductor
-No- dijo el sin quitar la vista del camino
-Podría bajarme aquí por favor- pague con una moneda y el me regreso tres más pequeñas
-Claro- freno y baje del autobús.- ¿A dónde te diriges?- pregunto el mirándome
-Voy al colegio "12-23 Benito Juárez"
-El colegio de las minas, cruza esta calle y das vuelta a la derecha ahí saldrás
-Gracias- respondí regalándole una sonrisa
-De nada- respondió poniendo en marcha su autobús
Valla que aquí si era todo diferente, las personas son muy amables, camine la calle y di vuelta a la derecha como me había indicado aquel señor, una esquina antes de cruzar la calle para llegar a la escuela habían unos chicos los cuales al verme comenzaron a murmurar, a gritarme y chiflar, me sentí realmente tonta y ofendida. A pesar de haberme perdido y soportar unas cuantas acciones por parte de aquellos muchachos, la escuela no se veía del todo mal, el zaguán era color café oscuro, las paredes eran de ladrillos rojos y en la parte superior se encontraba un letrero con letras grandes de color blanco las cuales decían el nombre de la escuela, los alumnos caminaban, entraban y jugaban como en cualquier escuela. Entre y por dentro era aún más linda, los pasillos tenía azulejo, las paredes estaban pintadas de color blanco y con una combinación de gris, más al fondo había más pasillos, a la derecha se encontraba un pasillo en el cual al fondo se encontraban las oficinas de dirección, prefectura y las salas de maestros, a la izquierda se encontraban cinco casilleros en una hilera verticalmente, de color gris y alado de ellos se alcanzaba a ver una entrada hacia unas escaleras que claramente te dirigían al segundo piso.
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Salón Del Terror
Teen FictionTe imaginarias cambiar de colegio por él trabajo de tus padres, imaginarias tener que convivir a diario con un salón lleno de jóvenes de distintas características. Jóvenes con trastornos mentales, drogadictos, locos y psicópatas... ¿Te darías la o...