Parte Unica

9 0 0
                                    


Le había advertido a Louis que beber en días de semana era una mala idea, una muy mala idea, pero él había insistido en que era una manera de relajarse y de decirle a todos que nada le molestaría y nada lo derrumbaría.

Pero ya me estaba cansando de esa estúpida actitud. Era la tercera vez en la semana que llegaba ebrio y eso significaba que era mi responsabilidad explicarles a nuestros maestros la razón por la que mi novio no llegaría a tiempo para sus clases.

Así que tan pronto se hubo levantado, a las dos de la tarde, decidí que seria lo mejor comenzar con la limpieza general del pequeño departamento que compartíamos hacía seis meses, aunque fuera miércoles y aunque se suponía que debería de haber comenzado más temprano.

Lo primero que hice fue colocar mi música tan fuerte como me permitían los parlantes sin que los vecinos llamaran a la policía. Lo segundo fue comenzar por el dormitorio.

Cuando entré, el olor a encierro llegó hasta mi nariz. Separé las cortinas y abrí la ventana. Era un día bastante bonito, el tipo de día donde tomas la mano de tu pareja y caminas por el parque, mientras niños corren y juegan y piensas que quizá algún día querrás una de esas pequeñas bestias con el hombre a tu lado...

Suspiré. La mano que quería tomar estaba girando las perillas de la ducha, porque además de llegar apestando a alcohol, apestaba a humo y le había dicho que no habría desayuno si bajaba apestando a todo eso.

Me acerqué a la cama y jalé las frazadas y las sabanas.

Salí del dormitorio en el momento en el que Louis salía del baño.

Se había vuelto a colocar el pijama de la noche anterior. Tenia la cabeza gacha, los ojos entrecerrados y se movía con cuidado y lentamente.

Sonreí. 'Estupendo', me dije, mientras me acercaba al baño, 'con suerte, todo esto terminará hoy'.

--¡Buenos días! —exclamé, con mi voz más alegre.

Sabia que era malo sentir placer en la manera en la que se sobresaltó y se encogió, pero no me importaba.

--Buenos días—susurró-- ¿Podrías bajar la voz?

--¿Por qué? —pregunté. No bajando ni siquiera una octava.

—¡Por favor, Harry! —susurró con exasperación.

Negué con la cabeza—debiste de haber pensado en eso antes de beber.

Louis suspiró, derrotado-- ¿podrías por lo menos bajarle a la música?

--¡No!

Louis comenzó a dirigirse al dormitorio—creo que dormiré un poco—sonreí. Desde dentro me llegó la voz de Louis-- ¡Harry, ¿Qué has hecho con la cama?!

Me crucé de brazos-- ¡Nadie dormirá hasta que el departamento este reluciente!

Louis salió del dormitorio-- ¿Por qué estás haciendo esto? —susurró.

--¡Porque estoy cansado de que llegues tan tarde y para más, ebrio!

--Suenas a una vieja.

Entrecerré los ojos-- ¡Y tu luces acabado!

Se tomó ambos lados de la cabeza—Esta bien, limpiaré... ¿pero podemos desayunar?

Bufé-- ¡Ya pasó la hora de almuerzo!

Suspiró—por favor.

Guardé silencio por unos segundos, en los cuales solo se escuchaba el retumbar del bajo a través de los parlantes.

Fried Revenge OSWhere stories live. Discover now