Capítulo 30

16 1 0
                                    



 MIÉRCOLES 

10 am 

 42 HORAS RESTANTES.

La respiración agitada de la criatura que estaba detrás de ella, sugería que era un animal mediano o incluso grande, por lo tanto si éste decidía atacarla tendría un problema... ya había descubierto que los animales ahí eran tema a parte: tenían bastantes mutaciones y además podían causar daño con una simple mordida.

Se preparó mentalmente y recordó la bestia con la que se toparon al dirigirse hacia "el refugio" junto con Iván y Fernando. – Esa no es la cosa que nos atacó. Hay más de una - había dicho e muchacho y deseó que esta no fuera una de esas bestias.

Con todo el valor que reunió se dio la vuelta y se dio cuanta de que su pesadilla estaba frente a ella: la bestia la miraba con curiosidad, pero no se podía descifrar nada en su aspecto, no había agresividad, o interés, al menos no en ella. Parecía como si estuviese viendo más allá de ella... como si oliese algo extraño.

Christina quedó congelada, no podía mover ni un musculo. Fue tan impactante tener a la bestia frente a ella que no sabía cómo actuar, es cierto que antes de aquella misión tomó un entrenamiento especial, con los mejores soldados y de los 300 soldados con los que estuvo, solo lograron completar el entrenamiento 150, la mitad. Sin embargo también es cierto que en el ejército jamás los enseñaron a sobrellevar una situación de aquel nivel.

El corazón de la capitana estaba por salirse de su pecho, latía rápidamente peo ella no lo notaba. Lo único que deseaba era salir de ese lugar, desaparecer si fuera posible. Aunque lo único que pudo hacer fue mirar a la bestia y no quitarle la mirada de encima. Tenía miedo. Nunca había tenido tanto miedo como ahora, se le heló la sangre y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Tenía la boca seca, tanto que parecía no haber tomado agua en días.

De repente, la bestia fijó su mirada en ella.

- ESTOY MUERTA- fue el pensamiento que invadió la mente de la capitana. Pero eso no fue todo. La criatura movió sus patas lentamente hasta acercarse a Christina. Cuatro metros la separaban del enorme animal... Tres metros... dos metros... la criatura estaba sobre ella, pero algo estaba mal. No parecía molesta, ni alterada sino, mas bien curiosa.

Christina tuvo la oportunidad de mirar a la majestuosa criatura tan de cerca que casi entra en shock, pero eso no fue lo que pasó: el animal la rodeó varias veces olfateándola, desde los pies hasta el cabello. La mujer intentó moverse y la criatura dio un salto hacia su lado izquierdo y gruñó. ¿Cómo era posible que una bestia de tal tamaño se sintiera amenazada por un simple humano? Teniendo la fuerza y agilidad como para matar en tres segundos. Cris miró de nuevo al animal y reparó en algo: le hacía falta un colmillo

- No me comas-. Pidió la Capitana en un susurro. Y la criatura la miró desafiándola.

- ¿Quién anda ahí?- Volvió a gritar Samuel, el soldado.

Colmillo levanto lar orejas al mismo tiempo que se alzaba en dos patas, ¿Qué pasaba? ¿Por qué no había atacado a Christina aun? Volvió a sus cuatro patas, le dirigió una última mirada a la capitana y se desvaneció en el camino, alejándose de Christina.

No estaba interesado en ella.

Christina soltó la respiración y no fue hasta ese momento que se dio cuenta de que la había contenido todo ese tiempo. Suspiró y parpadeó varias veces. No podía creer lo que acababa de suceder. Se tomó un momento dejándose caer al suelo.

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora