Capítulo 33: Un golpe de realidad.

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Nos subimos al auto para poder irnos a la hotel. Aún no sabía cuánto tiempo estaríamos en Los Angeles, pero no quería irme.

Sin embargo, tenía una sensación mala en el estómago. Sentía que necesitaba que me regresaran a mi mugrosa vida de nuevo. Porque estaba muy feliz.

No decía que no se sentía bien, si no que, este exceso de emoción o de felicidad normalmente, se arruinaba con facilidad.

Es mejor que no me preocupe tanto y deje de ser tan paranoica.

-¿Por qué tan callada? -pregunta Finn con una sonrisa. -Me preocupe que estés conteniendo la emoción y explotes.

Solté una carcajada.

-Que idiota eres. -digo riéndo.

Él también rie. Está tratando de entrar al estacionamiento del hotel.

Cuando lo logra, apaga el auto haciendo todo el proceso para mantenerlo seguro y me deja salir.

Cuando entramos al hotel le entra una llamada a Finn.

-Ve subiendo y poniendo la película. -me dijo dándome las bolsas dónde teníamos las cosas que habíamos comprado en los lugares a los que habíamos ido.

Yo asentí y pude ver como me guiñaba el ojo. Rodeé los ojos y subí.

Al llegar a la habitación, saco todas las cosas que compramos contándolas y ordenándolas. Me aproximo a buscar la película en la computadora de Finn y cuando la encuentro la dejo ahí.

Al ver que Finn aún no llega, voy hacia el celular de la habitación para pedir la comida. Y al acordarme de la comida, me doy cuenta de que tengo un hambre matadora.

Cuándo estoy a punto de bajar a buscar a Finn por su retraso, me llaman por el celular y por el identificador de llamadas puedo ver que es Robin.

Lo agarro atendiendo con ánimos.

-¿Qué pasa Hood? -pregunto sonriendo.

Se queda un momento en silencio.

-¿Hood? -repito.

-¿No lo sabes, nena? -preguntó ella con la voz quebrada.

Todo mi ánimo se fue al caño.

-¿No sé qué?

-¿No estás con Finn? -pregunto ella através de la otra linea.

-No. -y entonces, entendí porqué no había subido. -¿Qué pasó?

Mi pecho subía y bajaba rápidamente.

-Búscalo. -me dijo ella.

Y sin pensar nada, tiré el celular a la cama y salí corriendo de la habitación.

Cuando llegué al Lobby, salí a la calle apresurada. Y lo ví...

Lo ví sentado en un banco, en la solitaria calle. Con las manos en su cabello y la mirada fija en el suelo.

Sentí un dolor en mi pecho, y me dí cuenta de que ese chico tan feliz que ha estado conmigo. Me importa demasiado, mucho para lo que debería por el tiempo que llevo conociendolo.

Lo supe por ese dolor que sentía, no sabía porque era tan intenso, pero al verlo, supe que estaba mal. Y eso, me rompió por dentro.

Es difícil ver a alguien que siempre sonríe, que te hace sentir mejor, es difícil verlo triste, porque notas el gran cambio que hay.

Y te hace sentirlo.

-Mierda. -musito.

Corro hacia dónde está rápidamente cruzado la calle, y como estaba tan sola lo único que se escuchó fueron mis pasos lo que hizo que él levantara la cabeza mirándome. Al verlo algo en mí se rompió.

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