Como Si Fuera Una Princesa.

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¿Se marchó? Por dios, eso sí que no me lo esperaba. ¿Por qué después de mi confesión tenía que hacer eso? ¿Por qué demonios siempre me decepcionaba de una manera u otra, siempre terminaba haciendo que me arrepintiera de quererlo tanto?

Furiosa, frustrada, confundida, enojada, decepcionada, avente las sabanas de mi cama, la colcha y todos los cojines a un lado haciendo un revoltijo de telas y un desastre. Grite, y corrí por todos lados jalándome el cabello; era una locura, pero me daba igual, estaba enojada porque la persona que quería actuaba como un lunático, o como alguien que no me quería… Era eso. No me quería, le daba igual, o quien sabe que carajos pasaba por su mente.

Llore, pero después pensé que no lo valía. Grite nuevamente, pero después me calle porque él estaría escuchando. Así que opte por dar vueltas como una loca.

NARRA HARRY

Salí corriendo como si yo fuera una princesa y acabaran de dar las doce de la noche. ¿Qué me pasaba? Camille acababa de llamarle a Louis solo para demostrarme que entre ella y él no había pasado nada, y yo… yo salía corriendo de ahí.

Sí, lo admito, me fui porque tenía miedo de lo que seguía. No podía soportar ver a Camille a los ojos y saber que me comporte como un completo imbécil cuando ella no había hecho nada, absolutamente nada. No solo le grite, la empuje a una mesa de cristal –la cual se rompió en miles de pedazos-, sino que no bastándome eso, la metí a la cárcel en nuestra noche de bodas, la humille repetidas veces y le dije cosas que en verdad lamento haber dicho.

No me reconozco… Pienso en todo lo que hice y no lo puedo creer, simplemente no es posible que le haya hecho todo eso a una sola persona, y no a cualquiera, sino a la rubia que más me quiere, y me ha demostrado estar ahí para mí y ser confiable.

Desde la sala escuchaba los gritos que daba Camille y por un instante me preocupé por que fuera a hacer algo tonto. No, ella no era de ese tipo, sin embargo muchas cosas habían cambiado, y seguro ella no pensaba como hace unos meses, o años. Deje que se desahogara, seguramente después de tanto tiempo de callarse las cosas, necesitaba maldecir y regañar y proferir gritos a todo lo que encontrara en el cuarto.

Tenía que hallar una manera de solucionar las cosas, y no esperarme. Tengo que ser valiente y afrontar los errores que cometí, no es posible que ella tenga más pantalones que yo.

Camine de vuelta a su habitación y cerré la puerta a mi espalda, no quería interrupciones de ningún tipo, y la privacidad ayudaría. Aunque en realidad lo hice para que Camille no saliera corriendo de ahí y me dejara con mis disculpas atoradas en la boca.

Vi el cuarto deshecho, las sabanas esparcidas por todo el suelo, y los cojines a lo lejos. La güera estaba dando vueltas por todo el cuarto gritando cosas en alemán e inglés. Cuando me vio, ahí parado como un inútil, viéndola fijamente, me aventó un portarretrato sin foto que se encontró en la mesa de al lado. Con suerte me agache, justo a tiempo, ya que el marco se partió en cinco contra la pared.

-¿Estás loca mujer? ¿Quieres matarme? –Pregunté mientras me levantaba con las manos en la nuca, y los ojos abiertos como paltos.

-¿Me estas preguntando si estoy  loca? ¡Tú fuiste el que hizo estupideces solo porque si! Tú fuiste el que quiso hablar, y  luego salió corriendo como una princesa…

-Al menos no soy el único que piensa eso –susurre al escuchar la palabra “princesa” pero al parecer me escuchó y decidió aventarme un vaso de cristal.

Hice todo el cuerpo de lado, y el cristal se estrelló a pocos centímetros de mi hombro. Si seguía así, con ese tino, a los pocos intentos me daría con algo, y podría hacerme daño. Eso era lo que menos me importaba, pero Camille estaba fuera de control, y jamás la había visto de esa manera, ni siquiera cuando sus papás murieron aventó cosas por todos lados…

Durmiendo con el Enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora